Huelva

El centro de drones tendrá 2,5 vuelos a la semana y usará un radar 'antiaves'

  • El INTA no autorizará despegues en presencia de bandadas de aves y compartirá las instalaciones con el Infoca Reforestará 75 hectáreas para compensar el espacio del CEUS.

Cuidado con las aves. Así podría rezar uno de los carteles de advertencia en el futuro Centro de Ensayo de Sistemas no Tripulados (CEUS). Los vuelos de los drones estarán sometidos a restricciones espaciales, temporales y también medioambientales, aunque entre las más llamativas están las adoptadas para evitar colisiones con la avifauna: el CEUS usará un radar para detectar la presencia de bandadas de aves y no autorizará el despegue ni el aterrizaje mientras estas se encuentren en el entorno del centro. Para despejar el campo se usará un método muy conocido en los aeropuertos, el vuelo de un ave rapaz, aunque de una especie muy singular: no será un halcón o un águila harris, sino otro drone con forma de rapaz. En cualquier caso, afirman sus promotores, la colisión con estos animales no supondrá un problema, al estar previstas sólo 2,5 operaciones semanales (aunque el máximo escenario operativo es de un vuelo diario), en espacios aéreos restringidos y a una altura superior a la que utiliza la mayor parte de la avifauna.

Son algunas de las medidas preventivas que se incluyen en la Declaración de Impacto Ambiental positiva que el Boletín Oficial del Estado publicaba la pasada semana, con una larga serie de actuaciones en prevención de los posibles impactos de la instalación y una docena de medidas correctoras para compensar esos posibles impactos. Estas responden al principal problema que se ha encontrado el centro, su ubicación, rodeado de espacios naturales de alto valor ecológico por un lado y de instalaciones industriales que necesitan un área de servidumbre por otro.

El CEUS supondrá una ampliación de las instalaciones que el INTA tiene en El Arenosillo, en las que se viene trabajando desde hace más de 40 años en el desarrollo y ensayo de sistemas no tripulados. Ante el auge de estos aparatos, encaminados ahora a su uso civil (catástrofes, investigación, incendios...) el Gobierno central, la Junta de Andalucía y el INTA (dependiente del Ministerio de Defensa) acordaron impulsar en Huelva la construcción de una instalación única en sus características en Europa, destinada a los ensayos científicos y de desarrollo tecnológico para la validación y certificación de sistemas no tripulados de más de 150 kilogramos en el caso de los aéreos. Su uso, insiste el INTA, será civil. Puesto que el nuevo centro complementará al actual Cedea y usará sus equipos, su ubicación ideal sería en las propias instalaciones de El Arenosillo, señalan los promotores, pero ésta es imposible, al encontrarse este centro del INTA dentro del Espacio Natural Doñana. Ahí surge la necesidad de buscar una ubicación alternativa, puesta en duda en diferentes momentos del proceso por los colectivos ecologistas y por la propia Junta de Andalucía mientras se insistía desde el INTA en la obligatoriedad de construir el centro en ese espacio al reunir los requisitos de cercanía al Cedea, integración en las zonas de espacio aéreo segregado (las únicas en las que pueden volar los drones), el bajo coeficiente de población, la no afección a zonas de especial protección y otras. E incluso una vez seleccionada, la denominada alternativa Moguer II se vio sometida a dos modificaciones en la ubicación del centro para salvar dos problemas imposibles de obviar: la dispersión del lince ibérico y la existencia de suelo forestal quemado, sobre el que es imposible edificar.

Seleccionado el espacio, había otro escollo que salvar: las 75 hectáreas seleccionadas para el centro eran monte público, suelo forestal propiedad de Moguer. La Junta concedió la prevalencia del interés científico al centro, pero en compensación por la desaparición de 66 hectáreas de pino piñonero el proyecto incluye la obligación de reforestar una superficie arbolada equivalente a la eliminada en una zona sensiblemente degradada. En materia forestal destaca también el acuerdo con la Administración autonómica para que el centro pueda ser usado como base para la prevención y lucha contra incendios por parte del Infoca.

El impacto sobre la vegetación es ampliamente analizado en el estudio de impacto ambiental y ha causado más de una alegación. Después de estudiar todas las posibles especies afectadas y mover el centro, el promotor incluye una propuesta de conservación de dos plantas, Allium pruinatum y Plantago algarviensis, que habían sido detectadas por la Junta en la parcela del CEUS. Para ellas ha preparado un plan, que ya ha empezado a ejecutarse, por el que hasta junio de 2016 se señalizarán, recogerán semillas y extraerán bulbos o trasplantarán plantas para permitir la pervivencia de estas especies.

En cuanto al impacto sobre la fauna, más allá de las aves, se plantea que el cronograma de las obras respetará los ciclos de actividad de las especies, evitando el periodo reproductivo de anfibios y reptiles (febrero-marzo) y del resto de vertebrados (marzo-junio).

Además de las medidas antes expuestas, la forma de trabajar en el CEUS evitará colisiones con las aves: la aproximación y despegue de las naves en el centro se realizará de forma muy vertical, alcanzando los un kilómetro de altura en sólo 500 metros, lo que reduce la probabilidad de colisión al ocupar durante un breve espacio de tiempo la franja usada por las aves.

En cuanto a la especie estrella de Doñana, el lince ibérico, el proyecto se ubica fuera de las áreas críticas, afirman sus promotores, y no se produce afección a los corredores ecológicos del felino. No obstante, el CEUS ha establecido un convenio con la Estación Biológica de Doñana para que ésta cuente con un centro propio en el CEUS dedicado a la conservación del lince, con medidas para su protección, seguimiento de fauna invasora o programas de control de distintas especies. En ese convenio se incluye la prestación sin coste de vuelos científicos y de investigación con los drones del INTA, siempre dentro de las zonas autorizadas para ello.

En este sentido, el CEUS prevé disponer en el centro de una plataforma aérea científica no tripulada precisamente para permitir estudios y reconocimientos aéreos en situaciones extremas. Recientemente, la propia Junta de Andalucía probaba el uso de drones en la vigilancia del fuego.

Por otra parte, y a pesar de no estar exigidas por la afección a espacios naturales, los promotores del CEUS han propuesto otra serie de medidas compensatorias. Así, se ofrece la limpieza de los montes públicos Ordenados de Moguer, la limpieza y adecuación de la zona de la ribera del Tinto, la restauración hidrológica del arroyo del Molinillo, acciones de tratamiento silvícola y mejora del hábitat del conejo, limpieza de lagunas en Mazagón, la restauración de la torreta Las Peñuelas de vigilancia contra incendios o la recuperación de la ruta de la bicicleta dentro de la vía pecuaria Vereda del Loro.

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