Huelva

El Castillo de San Pedro, pendiente de los fondos municipales para las expropiaciones

  • La falta de recursos posterga la recreación turística del alcázar El Ayuntamiento trabaja mientras en investigaciones arqueológicas y estudios para rehabilitar el entorno del cabezo

Son las intermitencias del futuro. Esta sequía de la crisis ha dejado en suspenso las maquetas de la Huelva del mañana, como la de la llamativa reconstrucción del Castillo de San Pedro, que lleva ya diez años varada en las oficinas de la antigua Gerencia de Urbanismo.

Ahora que la provincia está inmersa en la celebración de su III Semana de la Arquitectura, de manos del COAH, la dedicación de esta edición al legado de la arquitectura defensiva -castillos, torres y baluartes-, devuelve al debate de actualidad el sino de San Pedro y el desaparecido alcázar de la villa medieval. Sólo quedan los cimientos del Castillo de los Guzmanes, duques de Medina Sidonia. El proyecto llamado a su reconfiguración -reinterpretando la vieja fortaleza- y a la urbanización de un parque-mirador ajardinado en el cabezo queda aparcado sine díe, hasta que el Ayuntamiento disponga de recursos para pagar la expropiación de fincas que abarcan un total de 23.635 metros cuadrados.

La recuperación de este castillo era una de las metas más ambiciosas que puso sobre la mesa el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) abanderado por el alcalde, Pedro Rodríguez, como instrumento de transformación de la capital. Corría 1998 cuando el regidor defendía ante la prensa una iniciativa que pretendía dar a Huelva "lo que le correspondía por derecho propio", para batallar por la titularidad pública de ese regazo histórico de la ciudad. Un camino de escollos jurídicos y económicos han ido dilatando ese horizonte.

"Se trataba de poner en valor la atalaya más antigua de la ciudad, -recuerdan desde el Consistorio- resaltando la Iglesia de San Pedro con una plaza pública, zonas verdes y un paisaje adecuado para recuperar la memoria de la ciudad". El Plan Especial de Reforma Interior (PERI) de San Pedro, en estado de aprobación definitiva (inició su tramitación en 2001), apostaba por "levantar sobre sus cimientos un castillo que ya no existe, abandonado y demolido entre los siglos XVII y XVIII, pero que supondría recuperar la zona más antigua de Huelva, una fortaleza sobre la que se fraguó el crecimiento de la ciudad".

Hay indicios arqueológicos de que el cabezo se utilizó con fines defensivos desde Tartesos, habiendo restos también de la Onuba romana. Allí se levantó después el alcázar musulmán y, tras la conquista cristiana, su posesión llegó a manos de los duques de Medina Sidonia a mediados del siglo XV.

Al implicar expropiaciones, el plan urbanístico de San Pedro "está supeditado a la disponibilidad económica de las arcas municipales", señalan fuentes municipales, apuntando, no obstante, que hasta la fecha "el Ayuntamiento no ha dejado de trabajar en la idea de rehabilitar todo este entorno, con investigaciones arqueológicas y estudios para proteger y realzar todo el complejo San Pedro-Santa Fe, con la intención de resaltar todo el sector más antiguo de la ciudad para la vertebración del resto de bienes culturales".

El PERI de San Pedro abarca una superficie de 44.400 metros cuadrados coincidente con el entorno de los bienes de interés cultural de la zona arqueológica del cabezo y la iglesia. Acaban de cumplirse nueve años de que viera luz verde el primer expediente de expropiaciones de las fincas que se sitúan en la cima del promontorio, con lo que se pretendían liberar más de 11.000 metros cuadrados iniciales para sistemas generales.

La fortaleza se reconstruiría donde actualmente se asienta un chalet. La reconfiguración del antiguo alcázar se realizaría según criterios de evocación, siguiendo las trazas del antiguo castillo.

El plan confiere al reconstruido castillo un uso dotacional, preferentemente de museo o exposición, de carácter arqueológico o histórico, diseñándose en tres alas con una torre que actuaría como un mirador privilegiado. Para establecer una continuidad visual entre el alcázar y el templo, con su entorno urbano de la plaza del mismo nombre y el Paseo Santa Fe, este plan prevé la adecuación del cabezo como parque público. Para conseguir esta adaptación, en su día esgrimían desde el Consistorio que sería "imprescindible" demoler las edificaciones -lo que llevaría a otro expediente expropiatorio-, la mayoría de ellas actualmente en estado de abandono o muy deterioradas, que abren su fachada a la calle Juan de Mora. En este espacio se construirá un edificio de viviendas y a continuación del mismo un paseo formado por una serie de terrazas ajardinadas para subir al castillo, enlazadas por rampas o escalinatas. Además, las laderas del cabezo recibirían un tratamiento paisajístico natural, tratando los escarpes para evitar la amenaza de los derrumbamientos.

El proyecto se completaría con tres unidades de ejecución en los bordes del cabezo, creando una plaza pública en la calle Aragón esquina con Daoiz y con nuevas construcciones para completar la línea de edificación en el paseo Buenos Aires, la calle Plácido Bañuelos y la calle Aragón, con espacios verdes entre los nuevos edificios.

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