Huelva

No tripulados: 60 millones para situar a Huelva a la vanguardia tecnológica

  • El proyecto CEUS eleva su presupuesto y contará con un 80% de fondos europeos El centro de Moguer acogerá una operación diaria como máximo

En los próximos años, el sector de los sistemas no tripulados doblará sus datos y se espera que en Europa registre cifras de negocio superiores a los mil millones de euros. Será el mercado de mayor crecimiento de la robótica mundial. No se trata ya (no sólo) de vehículos militares, sino que el abanico se abre hasta una gran variedad de aplicaciones: desde protección de fronteras o lucha contra el tráfico de drogas (la Guardia Civil los usará para vigilar el Estrecho) al control de actividades pesqueras o la gestión de desastres ecológicos. En ese contexto se enmarca el Centro de Ensayo de Sistemas no Tripulados (CEUS) que Gobierno central y Junta de Andalucía prevén construir en Moguer, una instalación que prosigue su tramitación ambiental y que eleva ya su presupuesto hasta los 60 millones de euros, el 80% de ellos sufragados con fondos europeos.

El montante inicial se ve sobrepasado por la envergadura del proyecto. El presupuesto de 40 millones de euros previsto en el primer documento sube para abarcar instalaciones y medidas correctoras. El Ministerio de Economía aportará (vía Feder) 48 millones de euros, la Agencia Idea de la Junta 9 millones de euros y otros 3 correrán a cargo del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). Con ellos se pagará no sólo la obra del proyecto CEUS, sino también actuaciones de mejora del actual Centro de Experimentación de El Arenosillo, la instalación del INTA en Huelva.

Esos 60 millones servirán para situar a Huelva en el mapa de la aeronáutica europea. Según los promotores de la instalación, esta será única en sus características en la UE, configurada como un centro investigador pero abierta al ensayo y certificación de sistemas no tripulados no sólo aéreos, sino también terrestres (aunque en menor medida). Una instalación que podrá ser utilizada por centros de investigación, universidades y empresas privadas y que atraerá a todo un tejido industrial aeronáutico asociado convirtiéndose en "un tractor para toda la región", según se recoge en el proyecto. No se trata de un aeródromo convencional y no será empleado con los fines comerciales de cualquier aeropuerto, advierten sus promotores.

El proyecto CEUS, que ahora pasa por la fase de información pública de su estudio de impacto ambiental, ocupará 75 hectáreas de monte público en el término municipal de Moguer. En concreto, 66 de ellas serán para el centro y el resto quedará como perímetro de seguridad. Constará de un vial de ensayos para la toma y despegue de los aviones no tripulados y para la realización de pruebas de vehículos autónomos terrestres, una plataforma para estacionamiento y pruebas, talleres de trabajo, oficinas e instalaciones para la logística y la seguridad.

En sus inicios se espera que albergue una media de 2,5 operaciones semanales, pero las instalaciones están planteadas para poder acoger hasta una al día. Están dirigidas a sistemas no tripulados de gran tamaño, aeronaves de entre 6 y 15 toneladas de peso. Vehículos que van más allá de los primeros modelos, convirtiéndose en realmente autónomos, y para los que no hay en la actualidad infraestructuras de ensayo, calificación y certificación, de ahí que se plantee como centro de referencia en Europa.

El INTA también incluye en el proyecto una plataforma aérea de investigación científica, un avión no tripulado configurado para realizar misiones de investigación atmosférica, teledetección y ensayos de nuevos equipos e instrumentos. Esta plataforma sería un atractivo más del centro al poder ofertar a la comunidad científica europea un vehículo capaz de realizar misiones en ambientes extremos, como zonas polares o ambientes desérticos. Permitiría actuar, por ejemplo, en casos como el de la erupción del volcán Eyjafjallajökull en Islandia en 2010, que obligó al cierre del espacio aéreo sobre la mayor parte del norte de Europa.

Su ubicación en el entorno de Doñana, la joya de la corona de los parques nacionales, es uno de los aspectos que más tramitación conllevarán del proyecto. Según se explica en la documentación elaborada para la información pública, el sitio escogido, 75 hectáreas propiedad del Ayuntamiento de Moguer, era el de menor impacto ambiental dentro de los posibles y más adecuado a las necesidades de la instalación. El CEUS nace como una ampliación de las actividades del actual Centro de Experimentación de El Arenosillo, por lo que por razones operativas no podía situarse a más de 30 kilómetros de distancia. Rodeado de espacios naturales, se situará en el escaso margen dejado por estos, la caracterización del espacio aéreo y los núcleos urbanos de alrededor.

El proyecto remarca que no hay efectos significativos sobre el medio físico ni tampoco se compromete la biodiversidad. Para evitar el impacto del desbroce del pinar en la medida de lo posible ha reducido su superficie de 200 a 75 hectáreas. No obstante, se sitúa en un espacio protegido por la legislación urbanística, que tendrá que ser descatalogado como monte público y eliminado de la zona A, de máxima protección, del Plan de Ordenación del Territorio del Ámbito de Doñana.

Para los promotores, no obstante, "los requisitos de utilidad pública o interés social y la necesidad de hacerlo en ese suelo justifican su implantación" en esa zona. En el otro lado de la balanza, está el impulso que el centro supondrá para la economía onubense y andaluza, formando parte del mallado aeronáutico de la comunidad junto al centro para no tripulados de pequeño tamaño de Villacarrillo (Jaén).

Se calcula que el centro generará 500 empleos directos e indirectos durante su construcción, mientras que en su fase de operación se esperan crear entre 250 y 300 empleos de muy alta cualificación y de 150 a 200 de cualificación media. A estos se sumarían otro medio millar en la industria auxiliar que se espera que se instale en Huelva por el efecto llamada del nuevo centro. Pero además, señalan sus impulsores, generará una importante población flotante, científicos, tecnólogos y técnicos que acudirán a las campañas de ensayos a lo largo del año. Un argumento más para un centro que parece empezar a despegar.

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