Iberoamericano

La realidad traicionada

  • Mentiras piadosas

No es la primera vez ni será la última que Julio Cortázar inspira al cine argentino, como ya vimos en 'La cifra impar' (1962), de Manuel Antín, que lo adaptaría dos veces más: 'Circe' (1963) e 'Intimidad en los parques' (1964); pero entre otros también lo haría Jana Bokova en 'Diario para un cuento' (1997) y en otras cinematografías son famosas las versiones de 'Blow up' (1966), de Michelangelo Antonioni; 'Week end' (1967), de Jean-Luc Godard y más recientemente 'Furia' (1999), de Alexandre Aja, también entre otros, que alargarían la lista.

Diego Sabanés adapta ahora el cuento 'La salud de los enfermos', con el título 'Mentiras piadosas', que a mi me recuerda un tanto 'La piedad peligrosa', de Stefan Zweig, título que en España se dio al original 'Impaciencia del corazón', escrita en 1938. Pero de nuevo estamos ante una intriga de engaños, de falsedades, de una realidad traicionada para convencer a una madre de que su hijo ausente, le sigue escribiendo en una farsa creada por sus hijos por una falsa piedad.

Efectivamente Pablo, el hijo predilecto de su madre se va a París para ejercer su carrera de músico. El tiempo pasa y la familia no tiene noticias de él. La impaciencia se apodera de su madre, hermanos y prometida. Sus hermanos, para tratar de calmar la incertidumbre de su progenitora, deciden escribir supuestas cartas de Pablo, remitidas desde la capital francesa por unos amigos. También la novia colabora en la falacia. Incluso se dispone la boda de Pablo y Patricia, que puede acelerar la vuelta de Pablo. El negocio familiar se desploma. Las deudas aumentan. La casa se desmantela poco a poco y la franja entre la ficción y la realidad va estrechándose inexorablemente.

Diego Sabanés ha manejado correctamente las claves de esta trama familiar, que, una vez más, le sirve como hábil metáfora de una realidad social y política argentina. La evidencia de una fantasía, de un embeleco colectivo que desmontaría la más cruel realidad. En cierto modo es también un retrato de esta situación de incertidumbre económica, cuando la confirmación de una cruda realidad, que muchos han estado tratando de disimular, se nos ha venido encima penosa e inevitablemente.

Una puesta en escena adecuada al ámbito de la historia, la articulación fílmica del relato, en algunos momentos claustrofóbico, la fotografía bien planificada, las incógnitas que surgen en todo momento, incluso la buena actuación de los intérpretes, encajan perfectamente con ese buen concepto que tenemos del cine argentino actual.

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