Reservando fuerzas y energías para conquistar el título ante el todopoderoso Perfumerías Avenida. Así ha accedido el Conquero Huelva Wagen a la finalísima de la Copa de la Reina, torneo que hoy concluye en San Sebastián. Sin gastar más de lo necesario, sin sudar más allá de lo que exigían las circunstancias. Todo fue más fácil de lo esperado.

El equipo de Gabriel Carrasco sentenció su semifinal contra el IDK Gipuzkoa en el primer cuarto (11-25), para acabar imponiéndose por 28 puntos (51-39) puntos de margen y dando muchos minutos a la segunda unidad y a las canteranas. Es el prólogo idóneo para dar la campanada y conquistar la Copa.

La superioridad onubense, teórica y real, se convirtió en abrumadora a los dos minutos de juego. Fue el tiempo que tardó Cierra Bravard en retirarse del parquet lesionada y llorando. La voluminosa pívot estadounidense había saltado a la pista luciendo un vendaje en su pierna izquierda, signo inequívoco de una lesión muscular que Azu Muguruza había logrado ocultar.

La norteamericana se probó, pero en su primer intento por cazar un rebote vio que no podía. Y se derrumbó. Sus lágrimas de impotencia anticipaban la rendición del IDK Gipuzkoa, que ya había recibido un golpe mortal meses atrás con la grave lesión de la capitana Arantxa Novo. El silencio de la hinchada donostiarra anunciaba que el camino hacia la gran final estaba libre, cual autopista de madrugada.

Y así se vio muy pronto. Al Conquero le bastó encadenar tres aciertos en el tiro exterior por medio de Rosó Buch, María Pina y Adaora Elonu, incluidos dos triples, para romper el duelo (7-17, min. 4). Ante un oponente abatido anímicamente y sin fe ni recursos deportivos para replicar, la ventaja no haría otra cosa más que crecer al ritmo que le convenía a las visitantes.

Elonu fue la primera en empujar. Quizás se debiera a que llevaba dos semanas sin jugar, tras su decisión de no acudir a Zamora en represalia por los impagos. Lo cierto es que la nigeriana, a la postre la MVP de la semifinal con sus 15 puntos y 9 rebotes, cerró el primer cuarto con el mismo tanteo personal que el conjunto local, dejándolo todo visto para sentencia (11-25).

Luego fue Haley Peters, contrariada porque sus tiros no entraron en la sesión del día anterior, la que estaba deseosa de ajustar el punto de mira de cara a la final de hoy (17-35, min. 17). Y así, el marcador iría engordando, al tiempo que todas y cada una de las jugadoras del equipo onubense iban ajustando cuentas pendientes consigo mismas, para así llegar al partido de sus vidas al ciento veinte por ciento.

Resuelta desde hacía mucho tiempo la incógnita del bando ganador, sólo quedaba averiguar cuál sería la diferencia máxima (31-59, min. 40) y cuánto tiempo disfrutarían las canteranas. Como era lógico y obligado, Gabriel Carrasco puso a su equipo en modo ahorro, rotó a la nueve profesionales y dio acción a las jóvenes Nerea Raluy, Andrea Alcántara y Alba Prieto.

De las titulares, ninguna rebasó la media hora de juego, con la excepción de Talia Caldwell. Y por apenas unos segundos. Si el año pasado, en Torrejón de Ardoz, el desgaste de jugar una durísima semifinal contra Girona, prórroga incluida, fue clave en la derrota del Conquero en la finalísima, esta vez será diferente.

El combinado del Andrés Estrada encara el partido más importante de su historia con el depósito de gasolina a tope. Para ganar, el Perfumerías Avenida tendrá que jugar mejor, defender duro y atacar con precisión.

En esta oportunidad, no le valdrá con estar más fresco físicamente. La revancha por lo sucedido en el Jorge Garbajosa está servida y se perfila como una pelea justa. La gloria y el primer título para el baloncesto onubense aguardan. Y puede que nunca hayan estado tan a la mano. Hay licencia para soñar.