Nico Rosberg (Mercedes) se encontró con una inesperada victoria en el Gran Premio de Mónaco tras una mala decisión de su equipo que perjudicó gravemente a su compañero, Lewis Hamilton, cuando éste lideraba la carrera con holgura y que al final lo relegó al tercer cajón del podio. Entre ambos se coló Sebastian Vettel (Ferrari).

Todo parecía encaminado para que la carrera acabara de nuevo con un doblete de Mercedes, encabezado en este caso por Hamilton. Pero, a diez vueltas del final, el fuerte accidente que sufrió Max Verstappen (Toro Rosso) -que se fue recto en la primera recta del circuito y acabó estrellando su monoplaza contra las protecciones- motivó la salida a pista del coche de seguridad, momento en el que Mercedes llamó a boxes a Hamilton para cambiar sus neumáticos. Cuando regresó al trazado monegasco, el inglés se encontró ocupando la tercera posición, por detrás de Rosberg y de Vettel.

Este error de estrategia le costó la victoria al británico después de haber rodado en primera posición desde que se apagó el semáforo, cuando mantuvo la primer posición que le brindó el arrancar desde la pole. Por más que intentó superar a Vettel, la dificultad del circuito se volvió en su contra y no le quedó más remedio que resignarse a acabar tercero.

La victoria en el Principado es la segunda de la temporada -también consecutiva tras la lograda en el Gran Premio de España de hace dos semanas- de Rosberg, lo que le permitió recortar distancias con su compañero y líder del Mundial, reduciéndola a sólo diez puntos.

La salida fue limpia salvo por un toque de Fernando Alonso (McLaren), que al tratar de protegerse de Nico Hulkenberg (Force India) propició que el alemán se fuera contra las protecciones y que el fuese penalizado con cinco segundos en su primera parada en boxes. Poco después, Pastor Maldonado (Lotus) se vio obligado a retirarse por un problema en los frenos, consumando un nuevo abandono, el quinto de la temporada.

La penalización que tuvo que cumplir Alonso no afectó demasiado a sus opciones de puntuar. Hasta que en la vuelta 41 se bajó del monoplaza cuando rodaba en novena posición. El motivo: un fallo en la caja de cambios.

La carrera fue, como es habitual en Mónaco, una procesión de coches sin prácticamente adelantamientos dada la estrechez del trazado y su deslizante asfalto. Incluso se produjeron menos incidentes que los que tradicionalmente se producen en estas calles y el coche de seguridad sólo tuvo que salir en una ocasión.

Sin embargo, ello no impidió que, a falta de diez vueltas para el final, el accidente de Verstappen modificase el devenir de la prueba de manera sustancial y echara por tierras las opciones de triunfo de Hamilton que ya acariciaba la que hubiera sido su primera victoria en esta cita del calendario en toda su trayectoria deportiva.

Al igual que en Barcelona, uno de los destacados en Mónaco fue Carlos Sainz, que tras salir desde la calle de garajes por una sanción fue capaz de entrar en la zona de puntos, en la décima posición, mientras que Roberto Merhi evitó cerrar la tabla de clasificados al adelantar a su compañero de equipo, Will Stevens, para ver la bandera a cuadros en el penúltimo lugar.

La carrera también supuso la primera de la temporada en la un McLaren puntúa, gracias al octavo puesto logrado por el británico Jenson Button, si bien la escudería de Woking pudo haber tenido un mayor botín de no ser por un fallo de fiabilidad que afectó al monoplaza de Alonso.

Asimismo, los dos Red Bull tuvieron un buen rendimiento y mostraron síntomas de recuperación al entrar Daniil Kvyat en la cuarta posición y Daniel Ricciardo en la quinta, por delante de un Kimi Raikkonen (Ferrari), que nuevamente fue superado por su compañero de equipo.

Por su parte, Sergio Pérez (Force India) tuvo una carrera limpia y defendió bien la séptima plaza desde la que partió y que mantuvo en la meta.