"Si España hiciese un plan para que en 2020 el 50% de sus fuentes de energía fuesen renovables, se produciría un desarrollo industrial y tecnológico de tal calibre que nos sacaría de la crisis y nos colocaría en el liderazgo mundial del desarrollo de esta tecnología que guiará el siglo XXI". Esta reflexión la hizo ayer el presidente de Abengoa, Felipe Benjumea, durante su intervención en el Foro del Centenario de la Asociación de la Prensa de Sevilla, organizado por esta institución y el Club Cámara 500, y celebrado en los Reales Alcázares de Sevilla. Su discurso giró en torno a su concepción de las energías renovables como oportunidad e instrumento para resolver la crisis. Así, apostó por un plan público a largo plazo que tendría tres beneficios: "Nos permitiría salir de la costosísima situación de dependencia energética que padecemos"; "permitiría volver a la actividad, tras una breve formación, a muchas personas que hasta ahora habían trabajado en el sector de la construcción o su industria auxiliar" y propiciaría "el desarrollo de un amplio programa de I+D+i que permitiría a España ser líder en un sector estratégico por primera vez en su historia y a Andalucía participar de manera significativa en su liderazgo".

Benjumea se basa en datos. Es cierto que ahora las renovables no son rentables sin financiación pública, "pero su precio será competitivo sin ninguna financiación pública en muy pocos años", y más aún "cuando se deban soportar directamente los costes de emisión de gastes de efecto invernadero". Andalucía está en una posición privilegiada: "Se estima que en diez o quince años, dependiendo del precio del petróleo, será más barato producir electricidad solar en el sur de España que hacerlo a partir del petróleo". Es esa convicción "la que ha guiado la estrategia de Abengoa en los últimos años"

El presidente de Abengoa aprovechó el foro para reflexionar sobre el papel que puede jugar Sevilla y, por extensión, Andalucía, en el contexto actual de crisis. Primero, una autocrítica: "Nuestra sociedad civil debe reaccionar contra la cultura de lo fácil, del 'sólo conservar lo que tengo', del 'yo ya con esto vivo bien, disfrutemos de la vida'. Esta actitud nos lleva a ir retrocediendo poco a poco, y a que se lleven la peor parte aquellos que no disfrutan de las comodidades y que no disponen de capacidades para mejorar las cosas. El ensimismamiento y la complacencia son, desde mi punto de vista, actitudes que conducen a la decadencia". ¿Solución? En primer lugar apostar por el riesgo. "El mayor riesgo es no asumir ninguno". Para Benjumea, no hay un problema de formación, pues hay "generaciones de jóvenes capaces de competir en el mundo", sino de falta de posibilidades para desarrollar su potencial. "Nuestra sociedad tiene que reaccionar contra la cultura del inmovilismo y generar oportunidades saliendo de sí misma", concluyó.