Historias de Algeciras
Alguien voló sobre los nidos de la Palma (II)
La felicidad del matrimonio formado por Mercedes y Antonio, cuya enfermedad mental ponía en entredicho el futuro familiar y económico, se fue apagando progresivamente.
Años 70: la Algeciras moderna empieza a tomar forma
A finales de la década, el eje de la carretera nacional impulsó la expansión de la ciudad, sobre todo hacia la salida septentrional para Málaga.
Extinción de los Escopeteros de Getares
Al mismo tiempo que los algecireños liberales y absolutistas vuelven a enfrentarse en los despachos, el cabildo se enfrenta a una serie de vecinos por una serie de infracciones.
Hotel Reina Cristina: El hotel de los ingleses (III)
Mientras los críticos atacaban el “fin lucrativo” de “un adefesio arquitectónico”, algunas voces alaban la nueva era de progreso que abrían los británicos con sus inversiones.
El Trienio Liberal en Algeciras: Ni para pitos ni tambores
Las autoridades provinciales liberales reclaman al Ayuntamiento una importante cantidad por determinados atrasos. Las fuentes de Algeciras siguen esperando su reparación.
Navidades de otra época
Las fiestas navideñas también tienen larga tradición en Algeciras, donde en Nochebuena el buen ambiente se alargaba tras la Misa del Gallo. El arrastre de latas está recogido por primera vez en el inicio del siglo XX y el día 6 de enero era tradicional Baile de Reyes.
Diez reales por atravesar la Bahía
El tráfico marítimo de viajeros entre Algeciras y Gibraltar justificaba el impuesto al tránsito. La medida perjudicó gravemente la relación comercial de Algeciras con la colonia británica.
Una protesta contra el viento
A finales del siglo XVIII el joven Joaquín Gomila se enroló como grumete en un falucho al servicio de la corona. Su conocimiento de la Bahía de Algeciras le permitió salvar a la polacra 'La Concepción' en un viaje de Málaga a La Habana.
La Sociedad de Socorros Mutuos Marítimos
El organismo tenía la benéfica misión de paliar los peligros y terribles resultados de las extremas condiciones que soportaban los trabajadores portuarios, llamados 'camalos'.
Los soldados, autorizados a ir al teatro y jardines públicos
La ciudadanía proseguía su difícil vida, no exentas de las propias dificultades de la época del nuevo orden liberal. La falta de orden público era una preocupación constante.