VIAJES

La pirámide de Keops, el místico lugar en el que pasó una noche Napoleón

Pirámide en Egipto

Pirámide en Egipto / PIXABAY

La Estatua de Zeus, los Jardines Colgantes de Babilonia, el Faro de Alejandría, el Coloso de Rodas, el Mausoleo de Halicarnaso y el Templo de Artemisa son seis de las siete maravillas del mundo antiguo. La séptima es la Pirámide de Keops, la única que sigue en pie y que ya es posible visitar sin moverse de casa gracias al espacio interactivo, publicado por el 'Proyecto Giza', en el que se incluye un recorrido virtual totalmente gratuito.

La Pirámide de Keops fue construida en la IV dinastía por el arquitecto Hemiunu bajo las órdenes del faraón Keops, hacia el año 2570 a.C. Desde entonces ha sido testigo del devenir de la historia y arrastra un misticismo eterno repleto de leyendas. Una de ellas implica a Napoleón Bonaparte.

Con el paso de los siglos la Pirámide de Keops ha sido objeto de deseo de ilustres nombres de la historia, conquistadores de éxito jugaron un papel relevante en la época que les tocó vivir. Como Julio César Alejandro Magno, que honró la tumba de Aquiles. Y Bonaparte, que miles de años después de que Keops y todos los demás protagonistas del mundo antiguo pasaran a la historia, llegó a Egipto, de camino hacia Siria, país que quería liberar de manos turcas, y decidió emular a Alejandro Magno pasando una noche en el interior de la pirámide de Keops.

Una historia sin contar que nadie creería

Cuenta la leyenda que fue en agosto de 1798, y que sucedió después de ser acompañado por su extenso séquito a través de la Cámara del Rey, lugar de difícil acceso, hasta llegar al epicentro de la pirámide de Keops, donde se quedó sólo durante toda una noche y de las que pasó siete horas después con el semblante pálido y asustado, algo inusual en su persona. 

Sin embargo, nada ni nadie ha podido saber nunca qué fue lo que pasó aquella noche en el interior de la pirámide de Keops, ya que Napoleón mantuvo el misterio cuando durmió en la pirámide, mostrándose incrédulo y contrariado, limitándose a decir que, aunque contara lo que había vivido, ni su propio séquito le creería.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios