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Cádiz ruge con el NSM

  • El Muelle Ciudad del Puerto de Cádiz da la bienvenida a la sexta edición del festival con una sesión muy enérgica donde se combinaron veteranía, juventud y diversidad de estilos musicales

El vocalista de la banda Marky Ramone's Blitzkrieg, del ex batería de los míticos Ramones.

El vocalista de la banda Marky Ramone's Blitzkrieg, del ex batería de los míticos Ramones. / joaquín hernández kiki

Cádiz ruge, se desgañita al corear sus himnos sentimentales preferidos, ante la presencia de sus ídolos más independientes -que también los hay-, baila con improvisadas coreografías al borde del escenario y luce estampada moda veraniega pero, sobre todo, disfruta dándole la bienvenida a la sexta edición de una de sus citas imprescindibles.

El lema de una de las camisetas que pulularon por el festival No Sin Música en la primera de sus tres jornadas parecía ser el resumen perfecto de uno de los eventos más esperados de la temporada estival: "Democracy for listeners". El NSM trae a Cádiz otra manera de entender el espectáculo. Aquí no sobra nadie ni ninguno de los estilos que no programan las radiofórmulas.

Comenzó a rugir en la tarde calurosa del jueves la brisa del folk norteamericano gracias a una "banda orgullosamente peruana", como afirmó el vocalista de We The Lion, Alfonso Briceño. Jóvenes talentos que en su tercera visita a España han elegido Cádiz como última parada. Rugieron sin duda también los aproximadamente medio centenar de oyentes que se agolpaban frente al Brugal Stage ante esta interesante propuesta. Temas inspirados en Juego de Tronos como Gone, para "compartir música, lo más maravilloso que hay" en You're not alone, para exorcisar los demonios del corazón con All my demons, para describir "a la buena gente que nos acompaña hoy" en Found love u ofrecer un toque diferente a la jornada con Go Go Go, pasaje donde se estableció un delicioso diálogo entre guitarras y violín después de encender los pies del respetable con una versión de Little talks de Of Monsters And men y jurar a Cádiz que "¡volveremos!".

De la frescura de We the lion a la enérgica veteranía de Marky Ramone, ex baterista de los míticos Ramones que dejó que su banda rugiera nada más y nada menos que 25 temas de los padres del punk. Al grito de "Hey Ho, Let's Go!" el escenario vibró sin pausa en una actuación no apta para cardíacos, la combinación perfecta entre una clase de aerobic y bodycombat. Actitud, cuero y adrenalina para resumir en canciones parte de la historia de la música. Y más camisetas con mensaje. Las de los Ramones, empapadas con el espíritu del viejo roquero que nunca muere y conserva la esencia rebelde que otorga la palabra, cantada y rugida. "¿Qué pasa quillos y quillas?", gritó el vocalista de la formación enfundado en sus pitillos y otra prenda con enjundia, con el rostro del cómico Dean Martin. "Marky aguanta", admitía José Romero , vecino del barrio de La Viña. "Sigo a los Ramones de toda la vida. ¡Esto es la guerra!", confesaba a modo de proclama segundos antes del comienzo de una actuación explosiva, una puesta en escena capaz de aglutinar a varias generaciones.

Entre descargas de adrenalina musical, un pequeño respiro para brillar con la purpurina y el glitter que varias profesionales del maquillaje aplicaban a los asistentes al festival en una sesión continua de face painting. O una pausa con la que combatir el calor a sorbos del brandy blanco Terry White en uno de los stands más concurridos del recinto. O frente al Second Stage del NSM, en el que las artistas femeninas ofrecieron el contrapunto melódico y nostálgico a los Ramones con una necesaria dosis de ritmos funky, blues o swing de hoy. Estíbaliz y Merche Corisco, la primera estrenando nuevo repertorio de un álbum previsto para noviembre, la segunda invitando al respetable a disfrutar del "poliamor, de la simbiosis cósmica", del deseo "como política y religión".

Bien caldeado el ambiente, La M.O.D.A. protagonizó el clímax de la primera parte del jueves musical gaditano. El septeto consiguió asentar sus letras con poso lírico en la epidermis de un público entregado. Canciones como La inmensidad, O Naufragar o 1932 conquistaron a bocajarro, con camisetas blancas y corazones de ritmo incensante.

Llegó la madrugada al NSM con la banda sevillana Astropálido y su pop-rock elegante. La música seguirá rugiendo sin parar en Cádiz hasta mañana.

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