Vivir en Huelva

Una fiesta de cumpleaños extraordinaria en Valverde del Camino

  • La Hermandad de los Blancos celebra el 75 aniversario de la llegada del Crucificado con una procesión histórica por las calles de la localidad

Una fiesta de cumpleaños extraordinaria en Valverde del Camino

Una fiesta de cumpleaños extraordinaria en Valverde del Camino

Nunca antes una muerte resultó tan dulce. El encuentro extraordinario del Crucificado y sus fieles se envolvió de historia. No fue un cumpleaños cualquiera. No siempre se soplan 75 velas. La Hermandad de los Blancos de Valverde del Camino quiso que esta efeméride fuera de todos. Una celebración con miles de invitados. Una procesión magna.

Hace tres cuartos de siglo que Pérez Comendador regaló esta talla al mundo; hace casi el mismo tiempo que Juan Zarza se la obsequió a sus vecinos. Fue en el número 11 del Valle de la Fuente donde el Santísimo Cristo de la Buena Muerte residió por primera vez. Este sábado, pasados los años, caminó por esa misma puerta.

Un pequeño cambio en el recorrido habitual que traza el Miércoles Santo. El resto, fue idéntico. Salida desde la Parroquia con paso por la Plaza Ramón y Cajal o la Ermita de la Trinidad, entre otros rincones con embrujo. Sin nazarenos. Sin la Quinta Angustia ni San Juan Evangelista. Sólo él. En un Calvario atípico.

La cruz de guía abrió el cortejo. Las mantillas iluminaron el sendero a la luz de sus velas. Acompañaron las hermandades de gloria y penitencia de la localidad con varas y estandartes. Rojos, negros, patronos y romeros. También acudieron a esta cita con la tradición otras cofradías de la provincia con la misma advocación de buena muerte. Las autoridades eclesiásticas y civiles completaron el desfile. Lento, sobrio y riguroso.

Un cuerpo de acólitos custodiaba el paso, mientras los más pequeños del lugar, a golpe de incensario, aislaban el escenario de un ambiente cofrade. En pleno septiembre. Sin rodaje aún del otoño. Daba igual, la imagen era similar a la de cualquier semana de pasión.

Los devotos se agolparon al paso del Cristo y las miradas se volvieron a clavar en sus maderas. Es una de las tallas más reconocidas del arte sacro valverdeño. Una anatomía de increíble precisión. Junto al Nazareno y a la Virgen de los Dolores, forma el triunvirato de esta cofradía de túnicas blancas y antifaces y capas moradas.

Un manto de claveles rojos se extendía a los pies de Jesús. En su parte más alta, un nuevo cartel de INRI coronaba la crucifixión. Una donación del grupo joven de esta hermandad, que promete larga vida a sus tradiciones. Bajo el paso, el presente, el pasado y el futuro de sus trabajaderas. Fuera, dirigiendo, históricos de la capatacía. Un regreso a la altura de este aniversario.

Y cerrando la estación, sonaba Cigarreras. La banda sevillana es una apuesta segura del espectáculo y la musicalidad. Una Victoria. El arte hecho corneta; la pasión hecha percusión. Sus sones retumbaron en una procesión histórica. Extraordinaria. No siempre se soplan 75 velas. Fue el sueño de una noche de otoño.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios