Iniciativas

Cometas en el cielo de Aracena

  • Niños acompañados por sus familiares participan en la clásica volada en el entorno del cerro y recinto fortificado del castillo. No hubo taller previo para enseñar a construirlas

Volada de cometas en Aracena.

Volada de cometas en Aracena. / Javier Moya (Huelva)

El entorno del cerro y recinto fortificado del Castillo de Aracena fue escenario un año más de la clásica volada de cometas. Una cita que se aproxima a las tres décadas de existencia gracias a la implicación, desde sus orígenes, del aracenense Carlos Fernández Valladares.

Por segundo año seguido no se celebró el taller previo al gran día de la volada de cometas, que organiza el propio Carlos Valladares, lo que se notó en el número de jóvenes que participaron en la volada y familias implicadas, destreza de los menores en el manejo de las cometas y es un handicap para que la tradición perdure a corto plazo. El regreso del taller sería fundamental para la existencia de esta tradición tan bonita como sencilla.

Pese a todo, sí hubo volada de cometas e incluso con mucho público. Con unas temperaturas muy frías y viento, necesario para este envite, las familias disfrutaron durante dos horas de una tarde en el Castillo como antaño, que recuerdan muchos mayores, con las cometas volando sobre el cielo cebollero.El objetivo de su responsable y organizador, Carlos Valladares, es que haya algún atractivo más, sencillo y barato, frente a la soledad de los videojuegos o móviles que predominan a día de hoy entre la mayoría de niños.

Muchos pequeños, con la ayuda de Carlos y de sus familias al completo en algunos casos, consiguieron volar sus cometas en el Cerro del Castillo y formar una estampa inusual en Aracena. Hubo también quien se quedó en el intento a la espera de probar otros días con mejor viento. Ante la ausencia del taller, Carlos volvió a hacer un trabajo extra y realizó varias cometas para que ningún niño se quedara sin su volada. Hubo niños que las traían de casa, bien con la colaboración de familiares y otros porque las compran, siendo más ligeras, pero no tan clásicas como las realizadas por Carlos.

En estos tiempos es muy raro, aunque es visible alguna vez, ver una volada de cometas en el castillo de Aracena, el punto más alto de la localidad y que habitualmente goza de la presencia de viento.Una práctica, sin embargo, que era muy frecuente y casi la gran diversión junto al fútbol para los jóvenes en Aracena no hace muchas décadas. Ahora son otros tiempos, los jóvenes se divierten o pasan el tiempo con menos originalidad y más aparatos.

Uno de esos niños de entonces era Carlos Valladares, quien recuerda como pasaba tardes enteras en el Castillo entre amigos y vecinos. La suerte es que ha continuado esa tradición en solitario para enseñársela a todos los niños de la localidad durante muchos veranos seguidos. En algunos casos con nietos de sus amigos de entonces y enseñando a varias generaciones.

Hasta 2017 el taller siempre se celebró, aunque hubo años de pocos niños apuntados. La última edición gozó de una exitosa veintena de inscritos. Lo ideal sería que la práctica de la volada no se quedara en una única tarde y que los niños en solitario o en familia realizaran esa actividad alguna otra vez durante el año.

El deseo del autor y responsable de la iniciativa es que el taller se recupere y al menos perdure en el tiempo la volada de cometas. Además, pone a disposición de todos los materiales como el papel, colores, hilo, la caña y otros elementos necesarios para hacer una bonita cometa. Incluso está abierto a hacerla en otros pueblos de la comarca serrana.

El éxito de las cometas hace algunas décadas era tal que algunos como Valladares las hacían y las vendían entre los amigos y conocidos, para así sacar algún dinero de cara a la Feria y fiestas mayores del pueblo, que por entonces se celebraba en septiembre.

El deseo es repetir en 2020 en una nueva tarde de viernes a finales de septiembre con la clásica volada de cometas, que en esta edición ha tenido mucho respaldo de comercios y empresas locales, bajo la batuta de Carlos Fernández Valladares. Un evento que siempre provoca la sorpresa de muchos al ver el cielo de Aracena sobre el castillo con una estampa poco habitual, bonita y diferente, con el deseo de que perdure en el tiempo.

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