Vivir en Huelva

Las ciencias y las letras al servicio de los hábitos de vida saludables

  • Los alumnos del IES Don Bosco de Valverde del Camino desarrollan una iniciativa para tomar conciencia de la importancia de equilibrar buena alimentación y el ejercicio físico

Las ciencias y las letras, al servicio de los hábitos de vida saludables. Este año, el Instituto de Educación Secundaria Don Bosco de Valverde del Camino ha enfocado su sexta Semana de las Ciencias y de las Letras a fomentar estilos vitales en los que se equilibren la buena alimentación y el ejercicio físico.

Han participado todos los departamentos del centro adaptando sus materias a este objetivo. En total, han sido diez expositores, distribuidos en forma de U por una de las salas del instituto. Los alumnos, supervisados por los docentes, han actuado como responsables. Por allí han pasado decenas de personas que han sabido reconocer el espíritu de esta iniciativa.

Los alumnos de Lengua han optado por descifrar lo que comemos e interpretar las etiquetas. Con lupa en mano y rodeado de envases de galletas, pizzas o bebidas, un alumno explicaba que beber una lata de cola o salsear las comidas con un bote de tomate ketchup equivale a ingerir diez terrones de azúcar.

Son precisamente las refrescantes las bebidas más dulces. Así lo reflejan los alumnos de Educación Física en un muestrario donde exponen diferentes tipos, las más consumidas, y su semejante en azúcar. La cola ocupa el primer puesto del podio por delante de un batido, un té helado y una bebida energética. “Para compensar un lata de cola tendríamos que correr tres horas”, apuntaba otra alumna.

Quien haya acudido a la muestra ha podido someterse a un chequeo médico en toda regla: tensión arterial, la glucemia capilar, la frecuencia cardiaca, la saturación de oxígeno o el índice de masa corporal. Se encargaban de ello los alumnos del área de Servicios a la Comunidad.

Junto a ellos se instalaron los de Biología. En su estand se detectaban los nutrientes de los alimentos (proteínas, lípidos, glúcidos) a través de una prueba “sencilla” –para ellos–. Establecer el consumo recomendado o los grupos sanguíneos eran otras motivaciones de estos estudiantes, que se ayudaban de murales formativos de hábitos sanos de vida.

Las lenguas extranjeras también se hicieron un hueco. En el expositor inglés se buscó que los asistentes conocieran uno de los símbolos más importantes de su cultura: el té. Su origen, sus propiedades, la degustación o el ritual en el que se toma. En el expositor francés, por su parte, se recopilaban recetas saludables escritas en el idioma del país galo.

La posibilidad de ver tu cara envejecida mediante una aplicación, descubrir el funcionamiento de un desfibrilador, realizar plastilina y ganar productos de laboratorio o aliviar el estrés con un ejercicio de cueroterapia han sido otros de los atractivos que presentaba esta interesante muestra, donde ha quedado claro que las letras y las ciencias pueden y deben caminar siempre juntas.

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