Organizado por el Ayuntamiento de Minas de Riotinto y en colaboración con el Club Inglés de Bella Vista, hoy día 24 se presenta en la Capilla Presbiteriana del Club a las 19:30 Tierra de cobre y sangre, novela que relata una parte importante de la historia de las minas entre 1873 y 1936. El autor, José Manuel García Durán, nació en Minas de Riotinto en febrero de 1975, se crió en Aracena y terminó sus estudios de Biología en Sevilla. La presentación estará a cargo del director del Museo Minero, Aquilino Delgado Domínguez, quien con su habitual estilo, sabrá situar a los asistentes dentro de la época.

Al contemplar la famosa mina a cielo abierto de Corta Atalaya, quedó sorprendido ante tan majestuosa obra del minero, sin poder evitar un profundo sentimiento por todo lo que allí había sucedido, teniendo como protagonistas al sufrido profesional. Este interés por los acontecimientos que configuran la historia de Minas de Rio Tinto en época de los ingleses empezó a cristalizar en el año 2010, cuando empezó a ver la Cuenca a la luz de su historia. Bebió de David Avery y amplió conocimientos por medio de un sinfín de historias que le cautivaron desde el principio: Cobo Wilkins, Ferrero Blanco, Flores Caballero, Aldana, Rúa Figueroa, y una enorme lista de publicaciones que detalla en la bibliografía de su novela.

A la luz de la historia que guardan los cerros cárdenos de la Cuenca, todo se ve de forma distinta. Y, pese a que al principio pensó que era él quien narraba una historia, en seguida comprendió que, sin apenas darse cuenta, había sido la historia de las minas la que se había adueñado de él.

Así, el autor empezó una andadura absorto e interesado en historias que investigaba acerca de todo lo que había sucedido en esos enclaves. Pudo comprobar que había hechos desconocidos para muchos en la zona, así como acontecimientos que habían ocurrido a escasos kilómetros y que habían marcado la idiosincrasia de tantas generaciones en la Cuenca Minera, de tal forma que tardarían años en considerarse "libres de la pesada carga" del mandato por el mandato. Es entonces que García Durán decide escribir una historia novelada de todo cuanto había ocurrido con un solo objetivo: contribuir a que parte de esta historia (1873-1936) estuviera al alcance de todos.

El autor intenta en Tierra de Cobre y Sangre construir una historia de datos y hechos reales, ordenados cronológicamente y sacados de una inmensa cantidad de libros, estudios, ensayos y relatos, que ha devorado con el interés con el que un "niño lee un cuento de aventuras", pero dando vida a los personajes protagonistas. La presentación de estos hechos están contemplados con el sentimiento y la impotencia que siempre el escritor derrama sobre sus relatos, quizá por no haber podido hacer nada por mejorarlos y administrarlos de una forma más justa.

Esta novela es "una historia dentro de las infinitas historias que permanecen calladas bajo el latido cárdeno de los cerros. Las minas adquiridas en 1873 por la Rio Tinto Company Limited fueron un fiel reflejo del país en los siguientes 60 años, siendo una de las principales productoras de cobre mundial. De ello pagaron los mineros un duro peaje, dando la vida por el ridículo jornal que apenas daba para sostener a la familia".

Un capítulo importante es el que recrea una gran manifestación para pedir mejoras salariales y la eliminación de las teleras que "envenenaban lentamente" el aire. Desde el 4 de febrero de 1888 (año de los tiros), hasta el estadillo de la Guerra Civil española, en 1936, Tierra de Cobre y Sangre, desgrana muchos de los acontecimientos que tuvieron lugar, incluidos los de la plaza de la Constitución, donde cada tonelada de mineral de cobre que se producía llevaba grabado a fuego un derramamiento de sangre, sudor, lágrimas y una carga de esperanzas en un futuro mejor. Podríamos preguntarnos hoy si se han curado las heridas y cerrado las cicatrices que quedaron abiertas entonces. Queda a la opinión del lector.