Los alumnos del Colegio Colón Hermanos Maristas disfrutaron un año más de sus tradicionales jornadas festivas en honor de su Patrón y fundador, Marcelino Champagnat. Tres intensos días en los que se llevaron a cabo diferentes actividades con la participación activa de los estudiantes, una variada programación en la que no faltaron los talleres y las competiciones deportivas.

El primer día giró en torno a la eucaristía presidida por el obispo de Huelva, José Vilaplana, en las instalaciones del centro educativo y que marcó la inauguración del programa festivo.

Los dos días restantes estuvieron reservados para las distintas actividades lúdico-festivas, comenzando con las dirigidas a los más pequeños, los alumnos de Primaria. "Todo dentro del clima de calidez y amistad que heredamos de San Marcelino", apuntaron desde el centro educativo.

El último día se centró en las competiciones deportivas, en las que participaron alumnos de Secundaria y Bachillerato. Entre ellas se desarrollaron actividades de fútbol sala, 3x3 basket, poolball, futbolín, tenis de mesa, balón tiro y hockey. También disfrutaron los alumnos de juegos de mesa como el ajedrez y roomscape, así como de videojuegos, como FIFA y NBA.

Según indicaron desde el colegio, "la labor marista se ve desplegada no sólo durante estos días de fiesta y hermandad, sino que entre otros, se persigue un conjunto de valores durante todo el curso como la presencia cercana del educador, la sencillez que favorece la empatía y la creación de relaciones, el espíritu de familia y el amor al trabajo y a nuestra Buena Madre; el compromiso con la realidad social; la atención a los niños y jóvenes con necesidades específicas o en riesgo social; el sentido de Iglesia y comunión con ella; o la presentación del mensaje de Jesús teniendo en cuenta la realidad que viven los niños y jóvenes y su mentalidad".

En el año 1933 corrían tiempos difíciles para la Iglesia en España, donde los colegios religiosos tenían prohibido ejercer como tales. No obstante, ese año logró abrirse en Huelva el colegio Colón, denominación laica que no molestaba a las autoridades académicas de entonces.

Cuando los hermanos maristas llegaron a Huelva la oferta educativa católica era mínima en la capital onubense; había algún colegio para niñas, pero no existía ninguno para varones. Aquel sencillo colegio que el día 2 de octubre de 1933 abrió sus puertas a los primeros siete alumnos atiende hoy, después de cambiar su sede a la calle Cantero Cuadrado, a más de mil doscientos niños y jóvenes.