Ponce, El Juli y Antonio Puerta, que se han repartido ocho orejas, han salido a hombros del coso de la Condomina.

Se han soltado cuatro toros de Victoriano del Río y dos -segundo y tercero- de Toros de Cortés, bien presentados y que han servido, con excepción del que abrió plaza, deslucido.

Enrique Ponce, silencio y dos orejas. El Juli, dos orejas y oreja. Antonio Puerta, que sustituía a Andrés Roca Rey, oreja y dos orejas. Tres cuartos.

Ponce no ha tenido la menor opción con su primero, un toro que acusó el excesivo castigo en varas y que ha resultado inservible.

El Ponce de las grandes tardes ofrecidas en Murcia ha reverdecido en el segundo de su lote, al que ha hecho mejor de lo que era en una faena de mucha inteligencia y maestría en la que se ha fajado con el astado hasta sacarle tandas con la mano diestra de mucha calidad.

El Juli ha estado toda la tarde entregado en ambas faenas, con su técnica prodigiosa y pegándose el arrimón ante sus oponentes, como si de un torero que empieza se tratara.

En su primero, al que había realizado muletazos de buena factura, el toro se ha resistido en una primera tanda de naturales, pero la raza del diestro ha hecho que tras una serie de muletazos le presentara de nuevo la muleta con la zurda y lo obligara a tomarla, con lo que ha logrado imponer su voluntad.

Su segundo, más pobre de cara que el anterior, ha tenido fijeza y humillaba, condiciones que El Juli ha sabido aprovechar hasta cuajar otra faena de mérito.

Antonio Puerta, en su primero, que se ha parado hacia el final de la faena, le ha ofrecido los mimbres mínimos necesarios para hacer un cesto de buena factura, que el espada ha sabido utilizar con habilidad y buenas maneras, sobre todo con la mano diestra.

Con el que cerraba plaza, que ha salido suelto y que huía del capote, al final, ha ido a más, aunque se ha rajado pronto, pero Puerta lo ha aprovechado con naturales largos y templados.