Saúl jiménez fortes. matador de toros

"Las cornadas son un precio grande porque el triunfo es un premio grande"

  • El diestro malagueño analiza su temporada a pocas horas de su debut en la Corrida Pinzoniana

Es un hombre franco, mira derecho, sabe del dolor y del triunfo, sabe de la vida en su madura juventud. Nunca lo tuvo fácil pese a ser hijo de torera y torero. Siempre fue más que una esperanza. Siempre, por razones que superan quietudes y muletazos, llegó a menos de lo que se esperaba de él, pero siempre dio motivos para seguir creyendo. Este año es la primera temporada normal del malagueño. Ni interferencias, cambios de apoderados poco amigables, ni cogidas de querer quitarlo de este mundo, ni más de qué hablar que de un torero que sigue creciendo desde que hace seis años lo vimos torear en El Campillo una novillada de Concha y Sierra, cuando el hierro de la viuda pastaba en la onubense Dehesa Boyal de la familia García-Palacios, y en Valverde del Camino ante Veraguas de Tomás Prieto de la Cal.

Paseamos con él por el Muelle de las Carabelas y hablamos de toros, de la vida, de la verdad, de esta corrida Pinzoniana de 2016 con la que casi finaliza su temporada en Palos de la Frontera. Luego, aún le esperan un par de compromisos, "Calanda, alguna cosa que aún se está cerrando, mi apoderado sólo me comenta cuando todo está hecho...".

-Se le ve feliz, comprometido. Esperanzado en una temporada a la que llega sintiéndose a gusto, tras una singladura intensa.

-Llego fresco, con ganas. Otros años han sido más complicados en sus finales, pero este año estoy deseando entrenar, torear, que llegue el invierno para entrenar más, para prepararme más y mejor, perfeccionar y mejorar.

-Hablamos de una temporada cuyos hitos fueron Vitigudino, Madrid en triple comparecencia, una de ellas en Vistalegre, Zaragoza, Valencia, Sevilla...

-A partir de Burgos, Arévalo, Manzanares o la segunda tarde en Málaga, el inicio de temporada no fue fácil. Se juntan muchas cosas: la suerte, el no torear seguido, la forma física, el fallo con la espada. Luego me vine arriba, cuando se siente uno seguro, fuerte y tranquilo se torea mejor.

-Es su segunda temporada con Nemesio en labores de apoderamiento. Antes, con Julián Guerra, tenía a un apoderado que se metía en el vestido de torear en cada lance de la faena.

-Un apoderado lo que tiene que hacer es gestionar, poner en valor lo que tú haces, optimizar tu carrera fuera de la plaza, esa es la persona que tengo ahora a mi lado, alguien que viene de otro mundo, de otro tipo de negocios y que a la vez es una gran aficionado y tiene fe en mí. Yo he buscado una persona que no dependiera de mí y que no sólo quisiera beneficiarse. Yo quería alguien que lo pusiera todo en el proyecto, que no sólo buscará una comisión. El resto de aspectos en los quiero y tengo que crecer como torero son búsquedas personales, que uno debe hacer solo, con sus condiciones, con su proyección, encontrar tu propio toreo, tu personalidad y tu camino de crecimiento. Ahora tengo a mi lado a las personas que me pueden ayudar en esa idea, aunque sea yo el que debe buscar y andar los caminos.

-En esa búsqueda no le ha respetado el toro, le han pegado con mucha fuerza. Habrá pensado muchas noches en los porqués, las leyes de Murphy, el destino, los errores propios… -(Respira Saúl, le suena la pregunta, me temo, mira lejos y habla cerca). Los toros pegan porque nos ponemos delante, porque asumimos riesgos. Cuanto más riesgos, más cornadas. Luego, hay veces en las que el toro te coge y no pasa nada y otras en las que desde que te levanta los pies del suelo te está metiendo el pitón. En once años que llevo desde que debuté sin caballos, todos los años he cobrado, una veces más grave, otras menos. En la temporada después de mi alternativa cada tarde me tenían que coser los trajes de luces y a lo mejor no me calaban. Hay un factor de riesgo, la suerte, la probabilidad, errores propios que se pagan… Lo sumas todo y da como resultados cogidas y cornadas. Esta es la primera temporada en que he toreado sin ningún percance de importancia. Las cornadas son un precio grande porque el triunfo es un premio grande. Yo estoy dispuesto a asumirlo con naturalidad, no lo busco, pero no me voy a quitar para evitarlo.

-Hace siete años lo vimos pasar por Huelva como un novillero hijo de toreros por ambos costados. Gaspar Jiménez, banderillero, empresario y apoderado y Mary Fortes, novillera que se quedó en puertas de la alternativa por una lesión.

-A El Campillo llegué con una cornada que se me abrió durante la lidia. En Valverde estuve muy a gusto y me dieron los premios de la feria y de la provincia.

-¿Y este torero que ahora vuelve a Huelva en qué se parece a aquel novillero?

-Un torero debe reflejar lo que siente. Un espectador compra emociones, sentimientos, el estado de ánimo de un torero influye en cómo se está delante de la cara del toro. Estos años he crecido personalmente, he adquirido seguridad, ha habido momentos en los que se me ha visto muy ambicioso en cuestión del triunfo inmediato. Quizá ahora estoy volviendo a esos comienzos que mencionas, donde primaba la calidad a la cantidad, en que no tenía prisas, en que entendía el toreo a fuego lento; en que mi prisas no eran por coger el sitio sino por aprender a torear, a hacer las cosas a mi forma. Ese ha sido el éxito de este año y eso es lo que espero que se pueda ver en Palos de la Frontera, una vuelta a empezar desde los orígenes. No es mala metáfora empezar de nuevo desde esta tierra de donde salieron los que descubrieron el Nuevo Mundo.

-Y el cartel, a la antigua usanza, un valor de largo alcance como Padilla, un joven aspirante en la quinta corrida tras su alternativa y un torero en sazón como Jiménez Fortes.

-Por Padilla todo es admiración. Ha sabido sobreponerse a una lesión importante y su carrera es ejemplo de superación. A De Miranda lo conozco de compartir algún entrenamiento y me ha llamado siempre la atención su seriedad, la importancia con que se ha tomado su carrera. De la ganadería de Las Monjas tengo el mejor recuerdo porque gracias a un tentadero en esa casa entré en las novilladas de Canal Sur, que me ayudaron mucho en mi carrera.

-Es una palabra tonta, pero ¿contento?

-Sí, este año ha pasado lo que yo quería que pasase a partir de mitad de temporada. Lo que pasa en la plaza siempre queda para uno y para el aficionado, pero los triunfos son los que te permiten seguir toreando, que tu apoderado lo tenga fácil. Hay que compaginar crecimiento artístico y realidad torera, yo venía de muy atrás y ahora estoy en mi camino. Esa ha sido una de las claves de este año, luchar por mis metas personales a través del toreo que me gusta hacer, triunfar dentro de mi idea.

-¿Qué le deseamos a Jiménez Fortes para el día 9 en la plaza del toro del Descubrimiento, suerte, justicia…?

-Suerte. Siempre suerte para todos.

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