Toros

La México regala su cariño y una oreja a Juan Jose Padilla en su adiós

Padilla, en su retirada en La México.

Padilla, en su retirada en La México. / Mario Guzmán / Efe

La séptima corrida de la Temporada Grande en la Ciudad de México estuvo marcada por el homenaje al difunto Armillita Chico y la despedida a Juan José Padilla, que cortó una oreja y recibió el cariño de los asistentes.

Este domingo, el Ciclón de Jerez cortó una oreja a su segundo y Arturo Saldivar otra a su primero, mientras que Fermín Espinosa se retiró entre pitos.

Lo mejor del encierro fue el sobrero de Xajay que salió en sexto lugar, un gran toro por su casta y bravura. En tanto, las reses de Boquilla del Carmen que debutaban fueron mansas salvo el segundo y quinto, nobles pero descastados.

Se registró algo menos de un cuarto de entrada.

Más de una hora de tiempo duró el espectáculo de este domingo, que devino en un largo homenaje a Armillita Chico, destapándose un busto en su honor, y en el adiós a Padilla, que finalizó con el público cantando "Canta y no llores" y él, conocido como el Pirata, llorando.

Antes de ese momento, el torero español logró una oreja gracias a la complicidad del público que valoró el esfuerzo gestual del diestro frente a un toro parado. Una estocada fue lo único positivo de la faena sin un solo pase que transcurrió con la música de "Las golondrinas".

Una canción que tocan en la plaza de la Ciudad de México a los toreros que se despiden del coso capitalino.

Padilla tuvo más pundonor de comediante que de torero, pero dio a sus seguidores lo que esperaban, salvo porque no puso ninguna banderilla, ni al que cortó oreja ni con el que abrió plaza.

También su primero fue un manso, pero éste, reservón, tuvo mucho peligró y le propinó un feo golpe en el pecho al jerezano.

Con todo, la despedida del diestro fue de las más emotivas de los últimos años en La Plaza México.

La otra oreja correspondió a Arturo Saldivar que tuvo en suerte los dos mejores toros de la ganadería de Zacatecas. Al que cortó el apéndice lo toreó al inicio de la faena de muleta con unos engaños traseros acabados por un pase del desdén muy ceñido y hacia dentro.

Pero el resto de la faena fue mal estructurada y toreando en paralelo. Con la mano izquierda hubo algún pase suelto templado pero siempre sin ligazón por no cruzarse lo necesario.

Continuó con un pase circular que sirvió para conectar con el público, pero que desperdició la buena embestida por la izquierda del toro.

Quiso volver Saldívar a torear al natural pero el animal ya estaba desfondado así que optó por el tremendismo y ejecutó unas bernardinas que le valieron una voltereta. Ya con el público muy a su favor mató bien y la demanda de dos orejas fue mayoritaria.

Acertó el juez de plaza dándole solo una.

Lo mejor de Saldivar vino con el quinto. Tardó en encontrar el sitio con la noble embestida del toro, pero finalmente sí lo metió en la muleta, sobre todo en dos tandas con la derecha al final de la faena dejando la tela en la cara del toro y llevándolo con mucho temple.

Remató con tres circulares seguidos que le aseguraban la puerta grande, pero falló con el estoque.

Cerró la tarde un gran sobrero de Xajay que superó a Fermín Espinosa. De nombre Pirata, el toro fue protestado al salir por anovillado.

Pero lo cierto es que el toro, que era cinqueño, resultó el más bravo y encastado de la tarde. A pesar de haber recibido una dura puya mientras no dejaba de empujar, llegó a la muleta con mucho recorrido y una embestida codiciosa que dejó en evidencia al torero mexicano.

Se fue el toro entre aplausos y el de luces abucheado en el día que se honraba la figura de su abuelo.

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