Por la ruta del toro onubense

“Lo de ‘Dominante’ da confianza para seguir”

  • Tras su indulto en Palos de la Frontera el nuevo semental comienza a padrear

  • David Domínguez, su ganadero, analiza las claves del momento de su hierro

No florece la jara entre el horizonte y el frío cala con impronta cruel los campos de esta parte serrana a la que el cerdo le pone especial paisaje. Es invierno en la finca Los Llanos en la que un toro indultado en la ultima Pinzoniana de Palos y un excelente momento ganadero reconocido por tercera vez en los premios taurinos provinciales invitan a la charla con sus ganaderos. Con el que fue y con el que está. Ese nexo de unión entre Francisco Domínguez Camacho y su hijo David, actual representante de la ganadería, forma parte de lo que viene a continuación.

–¿Dominante?

–En perfecto estado. Está con un lote de cuarenta vacas casi tres meses desde su indulto. Ha costado un poquito sacarlo adelante después de una primera semana reponiendo muy bien porque prácticamente a las dos horas del festejo ya estábamos con la primera cura y casi no hubo infección. Las tres siguientes semanas sí que estuvo el animal muy venido a menos acusando la lidia pero a partir de ahí se vino definitivamente arriba y hoy es ya una satisfacción verlo ahí con su grupo de vacas con el que lleva ya dos semanas.

–¿Responde Dominante a lo que realmente esperaba de él?

–¡Totalmente! Te cuento: el toro antes de ir a Palos viaja hasta Cintruénigo. El destino hace que lo dejen de sobrero y gracias a Dios porque allí no lo hubiésemos podido indultar. Hay una anécdota en torno a este toro porque cuando estábamos embarcando la corrida mi hijo pequeño comentó algo sobre si nos iban a indultar algún toro y en ese momento que Dominante pasaba del corral al camión le dije: “Sí, a este lo va a indultar Ferrera”. Lógicamente yo no sabía que le iba a tocar a Ferrera y que el toro haría méritos para entusiasmar tanto a todos.

–Una pregunta malévola. ¿A usted el toro le pareció de indulto?

–Sí. El toro desde que salió hasta que volvió a entrar al chiquero mantuvo una línea brutal de bravura, de una entrega, de una clase y de una codicia que incluso es capaz de pegarle un arreón de treinta metros y arrebatarle la muleta al torero cuando este lo emboca hasta el chiquero. Cuando más le apretó Ferrera por bajo mejor respondió el toro. Para mí sí cumplió esas condiciones que se le exigen a un toro para padrear en estos cercados.

–¿Ganaderamente qué hay actualmente en el campo?

–Ciento treinta vacas de vientre y nueve sementales y normalmente eso nos da para lidiar habitualmente en torno a cuatro corridas de toros. Es verdad que el año pasado la camada fue más corta y solo lidiamos dos con un toro, Canastillo, de vuelta en Cintruénigo y después lo ya sabido de Palos. La ganadería está en un momento muy dulce, en cada festejo rompen un par de toros en muy buenos y eso te hace mirar al futuro de forma favorable. Los reconocimientos llegan. Tres premios como triunfadores en la provincia. De los últimos cuatro años hemos recogido tres triunfadores.

–Regularidad y buen momento se hacen más que evidentes. Imagino que después de eso triunfos en plazas bonitas como Palos o Cortegana a uno le pide el cuerpo la capital.

–Crecer siempre apetece y el ir a Huelva sería una satisfacción enorme. Yo creo que todo cae por su propio peso y llegará un día en que vayamos, con total normalidad y así lo entenderá el público y el aficionado de Huelva.

–Ya, pero si es que ir con total normalidad es ahora.

–Bueno, pues no vamos a forzar las cosas. Aquí estamos y esto es una carrera de fondo. A mí me apetece mucho más lidiar en Huelva que hacerlo en Madrid. Hemos lidiado ocho años seguidos en Las Ventas y yo esa necesidad no la tengo. Si voy, bien y si no, también bien.

–¿Desde dónde se mira la temporada que va llegando?

–Es pronto aun. Queda tiempo, hay algunas cosas habladas y otras en cocción. Estamos en la producción de la que va llegando y ojalá se parezca en algo a la que ya pasó.

–¿Mirando todo lo bueno que hay, dónde hay que pulsar para que esto dure lo más posible?

–Pasamos del buen juego sin regularidad a la regularidad con un son extraordinario. Agudizar esas buenas condiciones de codicia y duración, exigir sin tregua en los tentaderos, no darnos coba y buscar ejemplares completos en todo. Selección, selección, selección. No hay más claves.

–¿Esperando 2019 de qué forma?

–Con tranquilidad, con ilusión y con ese crédito que nos dio el 2018 pero nada más. Hay que volver a escribir un nuevo libro y saber a qué sitios se puede ir y a cuáles no interesa. Decidir la temporada cuando en ella no manda el dinero es importante porque te deja rentabilizarla más taurinamente para el aficionado y el disfrute personal. Saber las metas es bueno, poder elegirlas muy importante. En ello estamos.

Francisco y David Domínguez, padre e hijo, ganaderos. Francisco y David Domínguez, padre e hijo, ganaderos.

Francisco y David Domínguez, padre e hijo, ganaderos. / Gilberto Hernández

David Domínguez habla bajo la atenta mirada de su padre. Francisco sabe bien de los avatares de aquellos inicios ganaderos. Han compartido un tentadero momentos antes de la entrevista. Francisco Domínguez Camacho es la parte ganadera que ahora asesora pero deja decidir.

–¿Desde cuándo cede el testigo formalmente a su hijo?

–Pues aproximadamente desde hace unos cuatro años.

–Y ahora va el niño y le indulta un toro…

–[Se ríe el más veterano del dúo ganadero]. ¡Y yo que me alegro!

–Hombre, feliz se le ve en aquella vuelta al ruedo.

–Es verdad, pero aquel día quien me hubiese gustado que hubiese estado en la vuelta era él y no yo. Pasa que David se va al tendido y al que encuentra en el callejón es a mí y me sacan casi a rastras para dar la vuelta al ruedo con Ferrera.

–Bueno pero por historial no hace demérito que fuese el ganadero que hace tanto tiempo creyó en esto.

–Pues si es por esos sesenta años que llevo como ganadero está bien, pero ya te digo que hubiese disfrutado si era él quien estuviese allí abajo.

–Le preguntaba a David por las condiciones de ese toro, Dominante.

–Vi un toro muy completo todo el tiempo que estuvo en la plaza. Siempre a más y con brío. Como aficionado me entusiasma y como ganadero me sirve.

–Que pregunto yo que cómo se le ocurre dejar esto en manos de un tío tan joven.

–Yo no hago más que copiar lo que mi padre hizo conmigo. A los veintidós años me dio un poder para que “vendiera hasta su camisa si me parecía necesario”, me dejó la llave de la caja y él se fue a vivir a Sevilla. Siempre lo tuve a mi lado para recibir un consejo, pero yo me sentía libre decidiendo.

–¿Están disfrutando mucho de la ganadería?

–Mucho; está en un gran momento.

–Hace veintiún año entraron aquí las vacas del Marqués. Imagino que en lo de arrepentirse ni para coger impulso.

–Ni para eso. Te cuento. A nosotros nos encasillaron en los caballos y yo me aburría. Lo que me gustaba era ver nuestros toros a pie. Le dije a mi hermano: “Mira yo me aburro en los tentaderos porque para los caballos me sirve cualquier vaca. O quito esto, o compramos otra cosa o me quito de ganadero”; salió la oportunidad de comprar esto del marqués, la vi en el campo, me encantó y de los tres lotes que se hicieron nos trajimos uno. Después le compré toda la camada de eralas a Martelilla y aquí estamos.

–El testigo ya está cedido pero en el palco de ganaderos se nota mucha complicidad.

–Bueno estamos siempre juntos y después por la noche es cuando discutimos.

–¿Y se discute mucho?

–Pues no, no mucho. Tenemos muy claro el concepto y este nos coincide.

–Han soportado los ganaderos casi todas las hostias que han pegado por aquí.

–Muchas.

–Si a pesar de todo hubiese que decir un día que todo mereció la pena, ¿realmente por qué fue?

–Por la afición y también por el esfuerzo. Nunca quise abandonar esto. Gracias al jamón se salvó todo esto. Hubo años en los que se perdió dinero a la ganadería, ahora ya no se le pierde.

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