Toros

Daniel Luque desoreja a un gran toro de Ana Romero en el inicio de Azpeitia

Luque, triunfador ayer en la primera corrida de la Feria de Azpeitia.

Luque, triunfador ayer en la primera corrida de la Feria de Azpeitia.

El sevillano Daniel Luque se erigió hoy miércoles en el primer triunfador de los 'sanignacios' de Azpeitia (Guipúzcoa) al desorejar a un bravo toro de Ana Romero y salir así a hombros en una tarde en la que David de Miranda y el francés Adrien Salenc se fueron de vacío, el primero de ellos al toparse con el peor lote. Lo mejor de la tarde llegó en ese cuarto toro, Claraboya, un extraordinario ejemplar de Ana Romero, de bravas e inagotables embestidas con el que Luque se dio un festín toreando en una faena que aunó gusto, elegancia, cadencia y suavidad, y que, además, siempre mantuvo un excelente ritmo el propio toro. Lo mejor llegó en el toreo al natural, por donde el sevillano extrajo muletazos de inmaculado trazo. La plaza disfrutó de lo lindo, tanto que, tras la gran estocada final, le premiaron el doble trofeo de un astado fuertemente ovacionado en el arrastre.

Antes, en el que abrió plaza, Luque no pasó de aseado y correcto ante un toro noble pero al que le faltó motor y, sobre todo, transmisión. Fue ovacionado desde el tercio.

David de Miranda anduvo muy firme con un segundo de corrida complicado de verdad, el típico 'santacoloma' reservón, de esos que miden una barbaridad y saben lo que se van dejando atrás. El joven torero de Trigueros hizo un notable esfuerzo a base de arrojo y valor para, si bien no tocar pelo, al menos sí justificarse. El quinto fue devuelto por su manifiesta invalidez y fue reemplazado por un sobrero de Salvador Gavira de lo más deslucido. No tuvo ni un pase. A De Miranda no le quedó otra que tirar por la calle del medio.

Salenc, que hacía su primer paseíllo como matador de toros (el primero en España) desde que tomara la alternativa el pasado 14 de junio en Istres, firmó entonados pasajes, sobre todo al natural, a un tercero noble pero con poco poder dentro de una labor que no acabó de despegar lo suficiente. El sexto fue todo lo contrario, un toro áspero y exigente con el que Salenc anduvo muy entregado en todo momento a lo largo de una labor emotiva y que le valió para dar una vuelta al ruedo.

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