En barbecho hasta el Festival de San Sebastián

Qué lejos se ve el 19 de septiembre. Qué lejos en el horizonte se vislumbra el Festival de San Sebastián. Será con motivo de su celebración cuando se desperece la programación cultural de TVE, y los programas regresen a su lugar en las parrillas. Llegará la fecha, como las oscuras golondrinas. Claro que llegará. Pero este año de temperaturas extremas la espera se va a hacer larguísima. Cada día resulta de todo punto extenuante. En ocasiones labores cotidianas como hacer la compra parecen una aventura. Porque hay que pensarse dos veces si salir o no a por los víveres, y en qué momento de la jornada hacerlo.

El sol cae a plomo un día tras otro. Es una expresión que siempre me ha provocado un poco de mareo sólo nombrarla. A plomo. En ocasiones las palabras son tan contundentes como la realidad. Tan elevadas son las temperaturas que ni siquiera las noches nos traen el alivio. Ahí deviene la desesperación. No hay descanso posible. A una noche tórrida sigue otra y otra y la oscilación térmica entre noches y días es escasa.

En este contexto la televisión cierra por vacaciones y da la impresión de que no hay escapatoria. Los cines han comenzado a exhibir lo que desde hace tiempo se califican como blockbusters, que no son más que películas generalmente concebidas como franquicias, pero que sin embargo cuentan con un efecto hipnótico de cara al público mayoritario.

El otro, la minoría, aguardamos impacientes la llegada del Festival de San Sebastián con el que se alce el telón de la temporada. Pero a fecha de hoy lo vemos tan lejos que llegamos a dudar si sobreviviremos para verlo.