Sacristán, Hipólito y Gutiérrez Caba en una misma noche. ¿Cabe mayor placer? Los tres maestros charlaron con la bonhomía acostumbrada sobre sus últimos trabajos, sobre su vida y obra, devolviéndonos a aquella época dorada en la que a los platós de televisión acudían los más talentosos.

Don José Sacristán ahora es Pepe. Es lo que sucede cuando un actor se recicla con los más jóvenes, con quienes empujan con su fuerza y su creatividad de noveles. La primera frase de Sacristán al saludar a Andreu Buenafuente no pudo ser más redonda. "Vamos durando…". Parafraseando a uno de sus referentes. "Vamos durando…", lo que a sus 81 años tan bien llevados es toda una declaración de principios. Buenafuente le regaló los carteles de todas las películas y series en las que ha participado, casi 200. Una joya para un coleccionista como el de Chinchón. Después, el camaleónico David Fernández le tributó un homenaje singular, en forma de himno imposible.

Lo de Antonio Gárate en La hora cultural es otra historia. Otro tono. La austeridad hecha televisión. Aunque con Carlos Hipólito y Emilio Gutiérrez Caba hablando de los recovecos de su profesión, ahora representando Copenhague, desde hace cuarenta años tantas otras vidas, se podría grabar un programa más largo que La clave logrando que lo siguiésemos sin pestañear.

Esa maravilla que es el archivo de RTVE, nos permitió ver a Emilio en un Estudio 1 de 1964 y a Hipólito en una función de los ochenta. Entre aquellas imágenes y la actualidad cupieron un montón de vidas. Y un aprendizaje que sólo el tiempo puede aportar. A estas alturas, Sacristán, Hipólito y Emilio son capaces de aportar esos matices, esa prestancia, ese 'savoir faire' que tanto agradece el espectador diletante.

De verdad que fue una noche intensa y hermosa. Como las de la televisión de antes.

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