Telerrealidad cuestionada

Portugal, el país donde fracasan los 'realities'

  • Los espectadores protestan por las versiones lusas de '¿Quién quiere casarse con mi hijo?' y 'Granjero busca esposa'

Un participante del 'Granjero busca esposa' español

Un participante del 'Granjero busca esposa' español

El programa Supernanny (foto de abajo) no llegó a su tercera emisión y horas después de su estreno la versión lusa de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? ya está bajo la lupa de las autoridades de Portugal, el país en el que los realities de éxito internacional solo parecen tener un destino: irritar a la audiencia.

¿Quién quiere casarse con mi hijo?, la peculiar competición en la que un grupo de mujeres trata de conseguir pareja conquistando primero la simpatía de quien sería su suegra, y que ha tenido hasta cinco temporadas en España, es el último ejemplo de que los portugueses no toleran la telerrealidad. El programa se estrenó el pasado sábado y pocas horas después empezaron a llegar quejas a la Entidad Reguladora para a Comunicação Social (ERC), que confirma que ya está analizando el programa. Y no es el único que observa. ¿Quién quiere casarse...? nació precisamente para competir con otro similar de una cadena rival, ¿Quién quiere salir con un agricultor? (Granjero busca esposa, en España) de misma premisa y semejantes comentarios de sus participantes, ahora bajo la lupa de la ERC debido a las llamadas disgustadas de espectadores.

“¿Sabe cocinar? Mire que mi hijo necesita mucho sustento”, “¿tiene hijos?”, “¿ha estado casada?”, “¿suele salir por la noche?”, ¿bebe o fuma?”, son algunas de las preguntas de las futuribles suegras que han enardecido a la sociedad portuguesa, que apenas dos días antes de la emisión se movilizaba con motivo del 8 de marzo.

“Entramos en el fin de semana convencidos de que caminábamos hacia Escandinavia. Pero el sábado regresamos a Portugal”, afirma Daniel Oliveira, uno de los críticos televisivos más respetados del país. Para este analista los programas de telerrealidad son “un triste retrato de un país que aún vive en medio del siglo pasado”.

Una bloguera, Ana Garcia Martins, asegura que la televisión portuguesa “ha tocado fondo”.

Un rechazo que corroboran los comentarios de los espectadores que inundan las páginas webs de estos realities: “¿Buscan un ama de llaves? Que vergüenza de programa”, “Enseña a tu hijo a cocinar. Tiene dos manitas y parece sano”, son algunos de los comentarios plasmados.

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