TV-Comunicación

Mujer: un paso adelante y dos atrás en las cadenas

  • Los canales suelen mostrar un estereotipo femenino basado en el físico, no en la profesionalidad.

Eva González en 'El gran reto musica'.

Eva González en 'El gran reto musica'. / RTVE

Decía la periodista María Rey, directora y presentadora de Antena 3 Noticias 1, que "a los 40, la mujer sale de la pantalla". Ella tiene 50 y trabaja con otras dos mujeres en su informativo, Sandra Golpe y Rocío Martínez. No es lo habitual. Sí que una mujer copresente junto a un hombre; es el caso, por ejemplo, de Mónica Carrillo con Matías Prats en la misma cadena los fines de semana. Ana Blanco, del Telediario de La 1 de TVE, también diría posiblemente lo mismo, pero en su equipo, aparte de ella, son mayoría los hombres. En España el concepto de presentadora de televisión es el de una mujer joven y con atractivo físico. Da una idea de los valores machistas que suelen primar en las cadenas. Sí, ahí están Ana Rosa Quintana, Mercedes Milá y María Teresa Campos, aunque no dejan de ser escasas las excepciones a la regla.

En el terreno de la ficción, la cosa cambia. Están de moda los personajes femeninos fuertes, complejos y con carácter en las series, del tipo de Claire Underwood en House of cards; Claire Danes en Homeland; la ganadora del Oscar Viola Davis en Cómo defender a un asesino; Julianna Margulies en The Good Wife; Kerry Washington en Scandal, o Julia Louis Dreyfus en Veep. Ellas son tan sólo algunas de las actrices que encabezan producciones exitosas en los últimos años, quizás porque el público seriéfilo, eminentemente femenino, demanda precisamente esto: una revolución feminista, aunque alcance tan sólo al mundo ficticio.

En un panorama comercial carente casi siempre de valores, la televisión muestra un estereotipo de mujer bastante extendido, aunque no copa absolutamente toda su representación. Grandes profesionales de la televisión, completamente alejadas de las ideas preconcebidas, demuestran diariamente la diferencia entre un sector y otro: nada tienen que ver trabajadoras abnegadas como Mamen Mendizábal, Gloria Serra, Luján Argüelles o Ane Ibarzábal, entre otras, con los lastimeros duelos entre mujeres siliconadas e hipermaquilladas de Mujeres, hombres y viceversa, e incluso con los chascarrillos imprudentes de Cristina Pedroche en Zapeando o Tú sí que sí tirando piedras contra su propio tejado, el del feminismo. Aunque lo cierto es que en este asunto si alguna cadena se lleva la palma es Telecinco, terreno abonado para tertulias del corazón como Sálvame y programas de cambio de imagen tipo Cámbiame, que ensalzan las cirugías estéticas, los grandes escotes y la frivolidad, no nos engañemos, casi siempre referida a las mujeres. Al grupo Mediaset, tan concienciado con problemas sociales como el bullying, más le valdría hacer limpieza tras un repaso por sus estrategias de marketing para subir los audímetros. Porque lo cierto es que una cara guapa atrae, fundamentalmente de mujer, hasta tal punto que las 'mujeres florero' siguen estando tristemente de moda, también -cómo no- en la pantalla.

La televisión es un espejo de la realidad, pero ese espejo podría direccionarse para indagar en lo que realmente ocurre, y eso requiere veracidad y honestidad. En referencia a la paridad, hay directores de informativos que siguen pidiendo transparencias en los desfiles y top less en las imágenes de playa. La mayoría de mujeres, digamos con credibilidad, que aparecen en las cadenas, lo hacen en el marco de los informativos o espacios de actualidad.

La televisión muestra una figura idílica de personas y de calidad de vida, con productos gracias a los cuales nuestros desayunos son perfectos, nuestras defensas impedirán que cualquier microorganismo penetre en nuestro cuerpo y nuestro éxito social será absolutamente arrasador con un coche, una crema o un vestido nuevo. Es así: la televisión tiene un gran papel en nuestras vidas, incluso en esta época en la que muchos ya la están sustituyendo por internet. Los platós, independientemente del contenido del espacio, se han convertido en escenarios donde mujeres bellas y con un canon de belleza idílico lucen hermosos peinados, trajes de ensueño y se dedican a hablar. La cadena pública, desgraciadamente, tampoco es diferente. Tampoco la autonómica en Andalucía. No hay que olvidar que los resultados de audiencia mandan, y es preferible pecar de machista a que no te siga ni un sólo espectador. De ahí que Eva González esté teniendo tanto éxito en La 1, por ejemplo, primero presentando MasterChef, ahora El gran reto musical. Como ex modelo que es, resulta innegable su belleza. ¿Presenta bien? Eso queda relegado a un segundo plano.

¿Tomamos igual de en serio lo que dice una mujer en un plató de televisión que lo que dice un hombre? ¿No estaremos jugando a ver la mujer como un objeto de deseo al que gusta mirar pero no escuchar? ¿En qué se basa el respeto a la mujer que sale en televisión, en lo que muestra o en lo que dice? Son buenas preguntas para hacerse a uno mismo un día como hoy.

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