Entrevista a Monsterrat Alcoverro

"Dudo que haya un personaje más malvado que Úrsula"

  • La intérprete catalana encarna a la institutriz Úrsula Dicenta en 'Acacias 38', su personaje lleva sembrando la inquietud en estos cuatro años en antena

Montserrat Alcoverro y Carlos Olalla en 'Acacias, 38'

Montserrat Alcoverro y Carlos Olalla en 'Acacias, 38' / RTVE

Montserrat Alcoverro (Barcelona, 1959) desprende cercanía, compromiso y profesionaldad allá por donde pisa. Actualmente da vida a Úrsula Dicenta en la serie de La 1 Acacias 38.

–¿Cómo valora su presencia en la serie ‘Acacias 38’? –En esta semana se ha cumplido el cuarto aniversario de la emisión del primer capítulo de Acacias 38. Para una serie diaria es un gran éxito y merece la pena celebrarlo porque no suele suceder muy a menudo. Lo cierto es que tenemos una audiencia muy fiel a la calle Acacias y a todos los sucesos que van aconteciendo.

–¿Cuáles son los puntos fuertes de la serie?

–Siempre he tenido la sensación profunda de que uno de los principales valores que reflejan el éxito de Acacias 38 es la honestidad. Es un producto que no engaña. Hay grandes profesionales detrás (dirección, montaje, guión, música, decorados, vestuario, maquillaje, peluquería..). La dirección de casting está encontrando actores muy solventes, de diferentes edades, que se han adaptado a la perfección a nuestro producto. La televisión pública se lo merece.

–El papel de Úrsula Dicenta que usted protagoniza en la serie ‘Acacias 38’ es uno de los más malvados de la historia de TVE. ¿Qué hay de cierto en ello?

–Dudo que haya otro personaje en la historia de TVE que sea tan malo como yo. Soy mala, malísima. Y puedo ser peor. Cuidado con lo que viene.

–Una relación muy conflictiva con sus vecinos…

–Primeramente es una relación muy conflictiva consigo misma, ya que es un personaje con una psicología psicópata muy compleja. Es uno de los personajes más difíciles que he desarrollado. También con una larga duración, llevo cuatro años con Úrsula. Sí que es cierto que detrás tiene un gran conflicto con su propia historia. Ella se quedó anclada en una manera de funcionar propia de la época victoriana, con una estructura conservadora y clasista. La vida le ha tratado mal, pero eso no justifica que se pueda llevar por delante a todos los que se cruzan en su camino. Como actriz supone un reto muy importante. Cada giro que ha dado el personaje ha conllevado una labor de reestructuración de su perfil piscológico. Ahora viene una nueva etapa. Os emplazo al capítulo 1.000, queda muy poco y no os lo podéis perder.

–La serie acaba de dar un salto temporal de 10 años, ¿cómo ha evolucionado su personaje en ese tiempo?

–Úrsula venía de recibir una alta traición por parte de su hijastro que consiguió meterla en un manicomio. Te puedes imaginar cómo eran los manicomios en 1903. Hablamos de una época muy oscura de la psiquiatría. Tuve la suerte de poder visitar en Barcelona un hospital psiquiátrico para conocer de primera mano la realidad de los enfermos mentales. Ella vuelve absolutamente desquiciada, pero tiene la suerte de ser acogida por el nuevo párroco para ejercer de criada. Diez años después, Úrsula se convierte en la institutriz del hijo de Doña Lucía. Por primera vez tiene una estabilidad, tanto estructural al estar en una casa al servicio de una familia en particular como emocionalmente por lo que supone cuidar de un niño. Han sido diez años de paz y armonía que se volverán a desmontar. Su desequilibrio y regreso al pasado dejará unas consecuencias que se podrán ver en el capítulo 1.000.

–¿Cómo sobrelleva las intensas jornadas de rodaje con la vida personal?

–Es complicado. Yo vivo en Barcelona y la serie se graba en Madrid. Cada semana cojo el AVE y permanezco hasta el viernes en Madrid. Durante el fin de semana tienes que estudiar, prepararte los diálogos, analizar las secuencias… tienes poco tiempo libre.

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