Visto y Oído

Antonio Sempere

Carlos Aguilar

Se pueden contar con los dedos de una mano los cinéfilos-cinéfagos que estén a su altura

Sin temor a exagerar, me atrevo a decir que Carlos Aguilar es el hombre que más sabe de cine español. El que más sabe, con conocimiento de causa. Acaba de cumplir 61 años, pero desde que tenía doce hacía fichas de todas las películas que saboreaba en los programas dobles de su infancia. Y ese impresionante archivo se convirtió en la base de la ‘Guía del cine’ y la ‘Guía del Cine Español’, editadas por Cátedra, actualizadas y agotadas cada cierto tiempo.

Carlos Aguilar presentará la próxima edición de ‘Historia de nuestro cine’, dedicada a los personajes de Curro Jiménez y El Coyote. Puede que otros compañeros lo igualen en erudición, pero es imposible superar a Aguilar en entusiasmo y bonhomía. De las 1.200 películas emitidas en este contenedor de La 2, el denominador común de todas sus presentaciones es el fervor y la vehemencia. Nunca vi a un hombre más feliz. Sólo tan feliz. Y muy de uvas a peras.

El nexo de Carlos Aguilar con Almería viene de hace cuarenta años. Su pasión por los spaguetti-western le llevó a vincularse con todos sus hacedores, de Lee Van Cleef a Guiliano Gemma, de Morricone a Leone. Hasta que dio en Roma con el diseñador del poncho de Clint Eastwood no paró. Otra muestra de fervor.

Su próximo libro, y van 80, está dedicado al cine y el flamenco. Lo ha coescrito con su mujer, Anita Haas, otra apasionada. Por eso desde esta humilde columna propongo al Ministerio de Cultura que tenga a bien considerar a Carlos Aguilar como candidato al Premio Nacional de Cinematografía. Se pueden contar con los dedos de una mano los cinéfilos-cinéfagos que estén a su altura. No solamente ha visto todo el cine español. Lo ha inventariado y se ha atrevido a mojarse con sus valoraciones, libre de ataduras. Todo un ejemplo.

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