Humor perruno

'Calle Dálmatas 101', Disney se revisa otra vez

  • Disney Chanell ofrece esta serie de animación que adapta los cánidos londinenses de la película a los espectadores infantiles de hoy

Dolly y Dylan, dos de los habitantes de 'Calle Dálmatas 101'

Dolly y Dylan, dos de los habitantes de 'Calle Dálmatas 101' / Disney

Disney sigue apostando por realizar nuevas versiones de sus títulos más emblemáticos, como Dumbo, en película, o Calle Dálmatas 101, en serie de animación. Y todos ellos tienen como característica común que son iguales a los originales y a la vez diferentes. “Son historias que se pueden contar muchas veces”, asegura el vicepresidente de contenido de Disney Channel, Orion Ross, que agrega: “si se pueden hacer de una manera refrescante y contemporánea ¿por qué no?”.

Eso es lo que hicieron con Cenicienta, El libro de la selva o La Bella y la Bestia y que este año han vuelto a hacer con las aventuras del elefante más conocido de Disney o del centenar de perritos londineses. En el caso de Calle Dálmatas 101, “tiene conexiones con la original” pero “no es la misma historia contada otra vez”.

“La película original está genial, es casi perfecta, no tienes que rehacerla, puedes coger algunas cosas y hacer algo nuevo”. El argumento de esta nueva serie infantil, dirigida a un público de entre 6 y 9 años, gira en torno a una loca familia de 101 miembros que viven en una destartalada casa en el Londres contemporáneo. Los padres, que han mantenido relaciones anteriores, se juntan con sus respectivos vástagos que, con los protagonistas Dolly y Dylan a la cabeza, se embarcan en alocadas aventuras en cada capítulo que se puede ver a diario en el Disney Channel español, en abierto.

“La realidad es que las familias están adoptando formas y tamaños muy diversos y queríamos juntar a una familia grande, desordenada y mezclada para que todo tipo de personas se pudieran reconocer en ella”, sostiene.

“Ha sido un gran reto encontrar a todos los animadores y ponerles a trabajar juntos, que se entendieran. Al mismo tiempo es muy satisfactorio cuando ves los resultados”. “Somos todos muy infantiles. Las personas que trabajan en animación están en contacto con su niño interior de una manera que los que trabajan en otras industrias no lo están”, opina Ross.

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