TV-Comunicación

Arguiñanocomo siempre

  • Siempre con el mensaje de comer bien, el chef de Antena 3 publica nuevo libro con Planeta, 'Sabores de siempre. Las recetas que no pasan de moda'

Entre otoñales viñedos, libro en mano y de fondo la nublada panorámica de la tierra que le vió nacer, Arguiñano da comienzo con su estilo alocado a la presentación de un nuevo libro. Chistes, fotos y miradas divertidas que hacen sacar el teléfono para inmortalizar al cocinero más emblemático de la televisión que ya ha conseguido ganarse a sus invitados.

El chef lleva 57 libros publicados y más de 5.000 programas de televisión emitidos (desde 2010, en Antena 3), se mantiene fiel en invitarnos a cocinar, no con grandes pretensiones, no con exóticos e innovadores platos, sino con el ambicioso objetivo de practicar, a diario, una cocina repleta de cariño, dedicación y riqueza cultural. "Al final de una gran comida lo que permanece es el recuerdo", Karlos quiere con este libro que las 325 recetas que contiene no caigan en el olvido de una sociedad que demasiadas veces come de bote o que se alimenta sin cariño. "Es innegable que una sopa de ajo, un salmorejo, unas almejas marinera, unos chipirones en tinta, unos canelones... son platos que a todos nos suenan, ¿quién no ha pasado un buen momento alrededor de esos platos?".

"Hay que comer bien, esto un padre, o una madre de familia no debe olvidarlo, comer bien no significa comer ni mucho ni caro, sino comer variado", "un poquito de todo y mucho de nada". Con Arguiñano todo parece fácil, su naturalidad, su sinceridad y su divertida forma de entender la vida es tan contagiosa que su estilo y sus formas se han convertido en símbolo, puede que más que el perejil. "¡Igual sabes inglés y francés y no tienes ni puta idea de hacer un pollo asado, joder!"

"Como (la gente) no se preocupe de la alimentación van a enfermerar mucho antes y no van a ser felices". El cocinero del fundamento presta especial atención en el libro a la despensa, "igual no todos los días tienes la media horita que hace falta para ir al mercado, así que si en la despensa tienes arroz, lentejas, harina, garbanzos, pan rallado, macarrones, una lata de tomate...." ya puedes salvar el día. "¡Algunos van a un gran alamacén y empiezan a coger comida que parece que tienen dos restaurantes, lahostia!", así es difícil comprar, "al mercado hay que ir sin hambre, sino empiezas con las galletitas, ¡hombre, los turrones!"... "Yo al mercado voy y miro, y elijo, como cuando íbamos a bailar".

De la cocina y de la vida. Karlos alegra, contagia, Karlos da ganas de cocinar y de aprender con él cosas de fogones y de la vida, porque aún viendo el mundo a través de diferentes y estrambóticas gafas, mantiene esa naturalidad envidiable y esa sencillez llamativa en tan popular personaje y enorme empresario. Paso a paso, la receta de la buena vida contiene ingredientes muy sencillos, ahora sí, como él, hay que echarle muchas ganas, trabajo, humor y para el postre una buena dosis de generosidad, que de esto también sabe.

El conocido como "hijo del taxista" nació en Beasain en 1948, se formó como cocinero y pronto daba de comer a los elevados comensales del Club de Golf de Zarauz. Su carismática verborrea le colocó en los platós donde el cuidado de su hacer, el orden de la encimera, la frescura, la suya y la de sus alimentos, y las recetas adornadas de chistes, malos, malísimos y buenos, encandiló a prácticamente la totalidad de las amas de casa, los amos, los niños y los abuelos,y aunque a veces perplejos por sus pequeñas píldoras escandalosas se convirtió en una de las personas más famosas de nuestro país.

Hoy se dedica al buen vivir, trabajando. No es incompatible. "Desayuno primero un vaso de agua y luego un huevo (o una tortillita) y un yogur, me bajo al pueblo (vive en el monte) y me voy al Arguiñano (su hotel) a ponerme un cortado, y a las nueve me voy a caminar, dos horas, a Getaria y vuelta, luego me ducho, me maquillo, soy de los pocos hombres que se maquillan todos los días, me pongo la chaquetilla y a las doce estoy grabando el programa del día siguiente. Cuando termino me voy a comer a casa, cocino yo". "A la tarde me voy a dar una vueltita, el mercado, veo a mi madre... y luego vuelvo a preparar la cena".

"Me siento muy útil, me doy cuenta por cómo me habla la gente, por cómo me mira, siempre esperan algo de mí, algo gracioso, o me dicen cuéntame una historia, y yo cuento cosas como las que me han pasado, como la historia de la manguera, ¿os la he contado?... Una noche en Madrid de esas que se te hace tarde, me iba pal hotel y de pronto veo al camión de los barrenderos con la manguera limpiando la calle Alcalá; le dije al taxista, Pare, pare, le dí al barrendero 200 pelas y le dije que se echara un cigarro, y ahí estaba yo ¿tú sabes qué gozada ir a Madrid y limpiar tú la calle?, en 20 minutos la dejé como los chorros del oro".

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