Betis Baloncesto-Unicaja | La crónica

Al menos, pareció posible que el Betis derrotara a Unicaja (66-79)

  • Los verdiblancos se sublevaron a la adversidad y le echaron toda la casta posible antes de resignarse frente a Unicaja

  • Tyson y Montero, discontinuos, no bastan ante un rival que no rayó a su mejor versión

Tyson Pérez va a por un balón suelto ante Melvin Ejim.

Tyson Pérez va a por un balón suelto ante Melvin Ejim. / José Manuel Vidal (Efe)

Gerun no pudo jugar finalmente y más difícil aún se le puso al Betis Baloncesto la empresa de derrotar al vecino andaluz, a ese Unicaja campeón de Copa y que de la mano de Ibon Navarro vuelve a volar alto en la Liga ACB. Y aunque los béticos le pusieron todo el ardor, las ganas y la vergüenza profesional para mantener la pelea hasta el final, acabaron doblando las rodillas una vez más para seguir en la zona de descenso de la Liga Endesa (66-79).

Cinco minutos tardó el Betis en perder su ventaja inicial en el marcador y eso más o menos, cinco minutos, le sobraron al partido luego: con el 53-67 tras una canasta bajo el aro de Osetkowski, a falta de 4.32, San Pablo empezó a rebajar sus decibelios, resignado a una nueva derrota de los suyos.

La defensa bética se activó con el primer tiempo muerto que solicitó Luis Casimiro. Se habían consumido los primeros siete minutos, Brizuela empezó su recital acompañado por la mano certera de Kravish desde los cuatro metros y Unicaja se puso 7-17. Aún amplió su ventaja el cuadro malagueño con un triple de Kalinoski (10-23), pero una antideportiva a Sima, previa consulta, terminó de acelerar las pulsaciones de los anfitriones, que vestían una preciosa equipación verde, por cierto.

Ibon Navarro, de repente, empezó a sobreactuar desde la banda. A girarse y a vociferar. “¡Rebote!”, gritaba cada vez que un bético le birlaba una captura ofensiva a uno de los suyos en las propias barbas del técnico. Uno de los culpables de la nerviosera del preparador fue Tyson Pérez, sin duda uno de los mejores reboteadores ofensivos de este campeonato. Seis puntos seguidos del bético cortaron la progresión malagueña y un parcial de 8-0 condujo al 18-23. Con ese -5 para el Betis acabó el primer cuarto (20-25).

El segundo empezó por los mismos derroteros. Y cada vez que cogía un rebote ofensivo uno de verde, Ibón Navarro lo contaba con los dedos de sus manos mientras se volvía al público: “¡Ocho!”, “¡nueve!”. Una pena que en esa fase de desconcierto de los costasoleños en defensa, el Betis no eligiera mejor sus numerosas opciones de tiro. De hecho, tardó nada menos que cuatro minutos y diez segundos en hacer su primera canasta (23-30). Unicaja obligaba al de enfrente a tirar desde el perímetro y ahí Montero, Cvetkovic, Grey o Bertans no andaban finos.

Tampoco es que Unicaja mejorara sus prestaciones lejos del aro. Brizuela cometió su tercera personal demasiado pronto, apenas consumidos once minutos y medio, y la tarea de afinar desde lejos se repartió de forma irregular: Kalinoski, Carter o Alberto Díaz veían muy pequeño el aro, y ahí mucho tuvo que ver la eficaz defensa bética, y sólo el gallego Barreiro sacaba del apuro a Unicaja y evitaba que el Betis se acercara peligrosamente en el marcador.

Tyson Pérez dio lo mejor de sí en ese segundo cuarto para que la gente creyera definitivamente en la victoria cuando los pulsos se atemperaran en el intermedio. Pero la falta de empaque verdiblanco en la pintura, ausente Gerun y en baja forma Pasecnics, hizo que el enorme trabajo del ala-pívot internacional por España no se reflejara en todo su esplendor. Con 14 puntos y 5 rebotes se fue al descanso el atlético jugador de origen dominicano. Y 11 puntos abajo todo el Betis (29-40). De lado malagueño, el mejor en los dos primeros cuartos fue Kravish. Se fue al vestuario con 11 puntos y cinco de seis en tiros de dos. Fue clave para compensar el bloqueo por fuera de Unicaja: 3 de 12 en triples.

Once puntos de desventaja es una barrera que aconsejaba una salida briosa, enardecida, para terminar de colarse en el partido. Y el Betis así lo entendió. Con una intensa de defensa de constantes ayudas, incomodó mucho a Ejim (antideportiva por soltar el codo a Bertans) y a Thomas, ofuscado todo el partido. Tampoco Carter era el que tanto brilló en la Copa. Y el Betis empezó a creérselo de verdad. Una canasta de Montero pone el 47-53 a falta de dos minutos para la conclusión del tercer cuarto. Montero repite para el 50-55, pero en el último segundo, Brizuela cuela un triple muy doloroso (50-58).

Una ventaja de ocho, nueve, diez puntos puede ser mucho para un bloque ensamblado, trabajado y con banquillo. Y este Unicaja lo es. Por eso el último cuarto fue un quiero y no puedo del Betis, que echó de menos a Tyson e hizo su cuarta personal de equipo con 7:20 aún por jugar, lo que fue un tesoro para que Unicaja administrara sus tiros libres. No se rindieron los béticos, que en sus dos contra uno descuidaron dos veces su aro para sendas canastas fáciles. La referida de Osetkowski que puso el -14 (53-67) sonó a sentencia. Y Brizuela, con 9 puntos seguidos, la rubricó (66-79).

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