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El aceite de las emociones

Francisco Sánchez Canet explica el procedimiento de Almazara de la Vega

Francisco Sánchez Canet explica el procedimiento de Almazara de la Vega / Javier Alonso (Almería)

Emociones. Eso es lo que transmite el nuevo aceite de Almazara de la Vega (Andarax) Fussión, cuyas variedades están pensadas para cada estado de ánimo. Este producto tiene como base el aceite de oliva virgen extra de la cooperativa, al que se ha añadido una serie de ingredientes hasta dar con la ‘fórmula mágica’. Tal y como detalla Francisco Sánchez Canet, presidente de la firma, decidieron innovar con una nueva gama de productos, para ello probaron un aceite con tomate seco, ajo y laurel, pero no terminó de arrancar en cierto modo por el envase. Lejos de tirar la toalla, siguieron testando nuevas combinaciones, así añadieron pimienta rosa y polvo de amapola, aunque Sánchez Canet guarda con recelo el ingrediente secreto.

Tener una sola emoción le supo a poco. “Por lo que empezamos a aumentar las emociones. Así nació Fussión”. Elaboraron el suave, el esencia y el aliado perfecto para otro producto estrella de esta tierra como es el raf, “pero había quien necesitaba emociones más fuertes”. Esto inspiró a ampliar la gama al picante, “así la montaña rusa de las emociones va del suave, esencia, el amoroso y el que aporta todas emociones que es picante”. De acuerdo a las palabras del presidente , este aceite no es sólo idóneo para aliñar la ensalada o bañar la tostada, también es el acompañante perfecto para el pescado y la carne; “como valor añadido, con este aceite puedes prescindir de la sal a la hora de condimentar cualquier plato, no notas su ausencia porque se suple con otros sabores. Con todo lo que lleva en el interior se genera un equilibrio que transmite sensaciones emocionales bonitas a través de un sabor diferencial que lo hace distinto”.

La almazara comercializa su gama Fussión en sus propias instalaciones, a través de su web (www.almazaradelavega.com), y en distintos puntos hosteleros de la provincia almeriense.

En torno a sesenta socios llevan desde el 15 de octubre hasta mediados de febrero -dependiendo de la zona- su aceituna a la Almazara de la Vega que, localizada en Canjáyar, recepciona este fruto de toda la provincia, sobre todo de los municipios por los que transcurre el río Andarax. La cooperativa recepciona alrededor de 2 millones de kilos de aceituna al año, de la que según su rendimiento se extrae más o menos aceite; en cuanto a la variedad de aceituna, se recibe lechín de Granada, malteña, alberquina y picual de Abrucena.

El proceso es similar al de cualquier almazara hasta llegar a la decantación, aquí el sello Andarax marca la diferencia. Concretamente, el agricultor lleva aceituna hasta la empresa, se limpia y deshoja a través de una despalilladora de doble sentido en que se elimina todo lo ajeno sin pasar la criba la aceituna que no es de calidad. Seguidamente se pesa y almacena, no antes sin coger una muestra para ver el rendimiento graso y entregarla al agricultor.

Cuando se reúnen entre 10.000 y 15.000 kilos la aceituna pasa a la batidora donde no está más de 90 minutos y se separa la masa (alperujo) del aceite. En este sentido, en esta almazara no se acumulan residuos de este tipo puesto que dicha masa la envían a otra empresa ajena para la elaboración de orujo, del mismo sucede con vertidos líquidos que brillan por su ausencia gracias al siguiente paso que marca la gran diferencia: la decantación natural. “El aceite decanta por sí solo con el tiempo”, apunta Juan Francisco Duarte, también responsable en la cooperativa, quien añade: “Nosotros eliminamos la centrifugadora vertical. Con ello, también conseguimos un ahorro de 0,7 litros de agua por cada litro de aceite. Nosotros mimamos el aceite”. Esta fase de la producción de aceite simula (ya que hoy se cuenta con tecnología avanzada) a la que se realizaba antaño en las antiguas almazaras, donde después de prensar la aceituan el resultado se volcaba en unas balsas en la que el aceite quedaba por encima del agua y se recogía. En Almazara de la Vega han “adaptado” esas balsetas a decantadores de acero inoxidable donde el aceite también se extrae de la parte superior. De ahí se conduce a la bodega que tiene una capacidad de 180.000 kilos de aceite y ya se filtra o no según la opción del agricultor.

“Innovación y servicio”. En este segundo aspecto la almazara posibilita que el productor se lleve aceite en cuanto lleva la aceituna; además la firma trabaja para que en fechas próximas el agricultor pueda llevarse al instante el aceite de su propia aceituna.

Los aceites Andarax se comercializan en distintos formatos, así en botellas de cristal de menor tamaño ideal para la cocina y restauración, así como en garrafas de hasta cinco litros.

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