El rescate del Aquarius

El horror callado del Mediterráneo ante un domingo familiar de playa y paella

  • Despliegue asistencial y mediático de récord en el puerto de Valencia para acoger a 630 inmigrantes

Valencia recibe a los inmigrantes del Aquarius

Aún con la resaca de los conciertos de Operación Triunfo y de Fito y Fitipaldis en la Marina y con los restaurantes de la cercana playa de la Malvarrosa completos ante un soleado domingo de sombrillas y baños, el puerto de Valencia ha acogido a los exhaustos 630 inmigrantes del Aquarius

La última epopeya de este veterano barco humanitario de rescate de la ONG francesa SOS Méditerranée, con el apoyo sanitario de Médicos sin Fronteras (MSF), ha culminado este domingo, ocho días después de rescatarles en aguas libias y siete tras la decisión de Italia y Malta de no dejarles desembarcar en sus costas. 

Se ha materializado así el enorme despliegue asistencial de 2.320 personas para ayudarles inmediatamente a nivel sanitario, jurídico y lingüístico y atender a cada uno de los 630 inmigrantes de una veintena de nacionalidades que viajaban en el buque con el fin de decidir enseguida cuál será su destino, incierto para muchos de ellos. 

Sin embargo, el impacto de la maniobra sanitaria y logística de esta "Operación Esperanza Mediterráneo", amén de su cobertura informativa de récord (700 periodistas de 140 medios tanto nacionales como extranjeros), contrasta con el impacto que está teniendo la incesante marea de pateras que llegan a la costa andaluza oriental, con un millar de inmigrantes solamente este fin de semana. 

El mismo Mediterráneo por el que huyeron en Libia desde sus múltiples lugares de origen (lo que en algunos casos implicará que no puedan pedir asilo en España) ha sido escenario de su ansiada llegada a territorio europeo, en el caso del Aquarius con alegres cánticos desde su cubierta cuando veían inminente su desembarco, aunque con la incertidumbre latente de su futuro más inmediato. 

El Gobierno les ofrece desde este domingo un permiso extraordinario de estancia en España de 45 días, quince más que el plazo habitual y tras los cuales tendrían que regularizar su situación, bien pidiendo asilo o bien la residencia, según lo que establezca la ley de extranjería. 

El despliegue mediático ha tomado desde las 5 de la mañana el muelle 2 de cruceros de un puerto que no vivía momentos de tanta expectación periodística desde la Copa de América de Vela de 2006, una cita de repercusión mundial enmarcada por el Consell y el Ayuntamiento actuales en la época de "grandes fastos" de la etapa del PP y cuya Marina se ofrece este domingo al mundo, por contra, como ejemplo logístico y asistencial de solidaridad internacional

Esa misma Marina ha acogido el viernes y el sábado sendos multitudinarios conciertos de Operación Triunfo y de Fito y Fitipaldis, el segundo de los cuales marcó precisamente el lugar de atraque de la flotilla pues los técnicos aconsejaban rechazar la idea inicial del Ayuntamiento de que fuera allí, con la antigua base del sindicato suizo Alinghi como centro de acogida, por razones de seguridad y fijarlo en el muelle de cruceros, donde finalmente han sido los desembarcos. 

Y a escasos metros de allí, en las kilométricas playas de Las Arenas y La Malvarrosa, miles de personas disfrutaban mientras tanto de un domingo sorollesco de cielo azul a 30 grados, algo difícil de ver esta primavera en Valencia, con los restaurantes de comida valenciana del paseo marítimo y el entorno del Veles e Vents rebosantes de comensales, muchos de ellos ajenos al despliegue logístico e informativo que tenía lugar a esas horas en el puerto. 

Lo que sí ha compartido una gran parte del pasaje del Aquarius con los vecinos y turistas de esta ciudad de acogida, mediterránea por los cuatro costados y hermanada con la solidaridad hacia el horror callado de la inmigración clandestina, ha sido la sonrisa. 

Según confesaba el subdirector de Emergencias de la Generalitat, Jorge Suárez, los inmigrantes "están dando una lección de civismo, respeto, cortesía y educación" y los más jóvenes del Aquarius han recibido al personal médico con "entusiasmo". Dibujando en sus caras el mapa de la felicidad; temporal, pero sonriente. 

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