Estudio sobre la primavera

¿Es verdad eso de que la primavera la sangre altera?

  • Un 40% de los españoles confiesa tener problemas en la cama, pero sólo uno de cada 10 afectados ha consultado a un profesional.

La primavera, ¿la sangre altera?

La primavera, ¿la sangre altera? / M.G.

El 40% de los españoles ha tenido problemas sexuales, pero solo 1 de cada 10 ha consultado a un profesional experto en la materia. Son los resultados de una encuesta de Acierto.com, que desvela que el conocido refrán "La primavera, la sangre altera", no se cumple en todos los casos. 

El cambio de estación lleva aparejados cambios en nuestra rutina y en nuestro cuerpo, y de ahí que se recurra con frecuencia al refranero. Pero, ¿qué hay de cierto en esa alteración primaveral? ¿Qué alteraciones sufre nuestro organismo? Y, más concretamente, ¿cómo nos afectan estos cambios a los españoles? El comparador de seguros de salud Acierto.com ha analizado todas estas cuestiones en su último informe.

Es cierto que durante esta época del año se sufren cambios hormonales, pero también emocionales y conductuales, que acaban condicionando la manera de interactuar dentro y fuera del dormitorio.

Las endorfinas y la astenia primaveral

Para empezar, el incremento de las horas de luz y la exposición al sol aumenta la secreción de endorfinas. Éstas, a su vez, predisponen a tener relaciones sexuales y mejoran el estado de ánimo: por eso se las conoce como las hormonas de la felicidad. 

Asimismo, la vitamina D del sol aumenta los niveles de testosterona, responsable de que el deseo sea mayor. También ayuda el hecho de aligerar el vestuario.

Pero esa mejora climatológica, imprime, por otro lado, una huella negativa en algunas personas, que se sienten más cansadas, faltas de energía y tristes: experimentan lo que se conoce como astenia primaveral.

Problemas sexuales

En cualquier caso, lo cierto es que, independientemente de la secreción de hormonas, la primavera no acaba traduciéndose en un incremento de las relaciones sexuales satisfactorias.

Además y según el informe de Acierto.com, casi el 40% de los españoles ha tenido algún problema de tipo sexual y solo un 10% ha acudido a un profesional para solucionarlo.

En muchas ocasiones los problemas en la cama encuentran su origen en otros conflictos más profundos: celos, suspicacias, faltas de respeto e incluso en cómo han evolucionado los individuos a lo largo de la relación.

En ese punto resulta de gran ayuda la terapia de pareja. De hecho y tal y como indican los datos del comparador de seguros de salud, hasta 7 de cada 10 son efectivas. Pero no siempre el éxito radica en reconstruir la relación.

La mayoría de pacientes suele esperar entre cinco y seis años antes de acudir a terapia, cuando las relaciones ya están más desgastadas. Y los miembros de la pareja no siempre tienen el mismo objetivo. El perfil habitual es el de una pareja que se quiere pero que lleva años acumulando frustración y decepciones. 

Por eso precisamente no siempre constituye un éxito que la relación se recupere. El fin último es que los individuos se encuentren bien, consigo mismos y con el otro, y a veces eso conlleva romper la relación. Eso sí, de la mejor de las formas, desde la aceptación.

Una vida sexual sana, clave

Uno de los aspectos más importantes de la pareja tiene que ver con la salud sexual. El sexo, además, puede servir de indicador: cuanto mejor se está con la otra persona, mayor suele ser la frecuencia y calidad de los intercambios sexuales. Y a la inversa. La falta de sexo -junto con la convivencia, las discusiones y las infidelidades- es una de las principales razones para ir a terapia.

El termómetro de la relación puede enfriarse por las tensiones citadas, las rutinas, la llegada de los hijos o fruto de otros cambios vitales importantes. Además, si aparece un problema sexual nunca será cosa de uno, sino de los dos, porque inevitablemente acaba afectando a la pareja.

Para reactivar la pasión los expertos recomiendan acudir a la consulta del sexólogo que, más allá del abordaje de las disfunciones sexuales, nos permitirá entender nuestro cuerpo y el del otro de forma más consciente, vivir el sexo de una manera más armoniosa y satisfactoria, evitar insatisfacciones, comunicarnos mejor y desmitificar roles y tabúes. Su especialidad es la sexualidad, sus conflictos y manifestaciones.

Terapia sexual

Para acceder a este tipo de terapias tan especializadas resulta recomendable contar con un seguro de salud con un cuadro médico amplio. En él existen numerosos profesionales para abordar estos problemas: desde psicólogos conductuales hasta otros expertos en terapia de pareja y sexología. Algunas pólizas incluso permiten la libre elección de estos psicólogos y reembolsan hasta un 80% del coste de la visita. En cualquier caso, conviene revisar las condiciones, pues varían de una aseguradora a otra.

Las hay que establecen, por ejemplo, limitaciones en cuanto al número de visitas anuales, o que amplían o reducen esta cantidad en función de la patología. Otras excluyen tratamientos como el psicoanálisis y la hipnosis y también varían los periodos de carencia. En cualquier caso, el psicólogo dará las herramientas necesarias para superar estas vicisitudes y acudir a la consulta acabará siendo, de un modo u otro, positivo para el paciente.

Más allá de la terapia, existen ciertos hábitos que pueden ayudarnos a cuidar de la salud de nuestra relación. Por ejemplo, no descuidar los pequeños detalles -como un beso de buenos días, salir a tomar algo, etcétera-, comunicarse y compartir los sentimientos y compartir gustos y aficiones

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