Crisis sanitaria

El coronavirus duplica su incidencia y deja ya casi 2.500 muertos en lo que llevamos de 2021

Una mujer se somete a una prueba PCR.

Una mujer se somete a una prueba PCR. / EFE

El fin de 2020 no ha supuesto alivio alguno para la transmisión del coronavirus y su incidencia, disparada, se ha duplicado en lo que va de 2021, con más de 300.000 nuevos contagios y 2.477 muertes en apenas 15 días.

La implacable tercera ola es responsable de medio millón de positivos en solo un mes, el tiempo transcurrido desde que el pasado 14 de diciembre los datos del Ministerio de Sanidad reflejasen un repunte en la incidencia acumulada. Entonces era de 193 casos por cada cien mil habitantes, ahora alcanza los 575: el triple.

Los datos no recogen todavía todo el impacto de las reuniones sociales y la movilidad provocado por la Navidad, culpable a juicio del Gobierno de un número de infecciones sin precedentes, que rebasó este viernes las 40.000 en solo un día.

"Todos creo que somos conscientes de que en Navidades, se recomendara lo que se recomendara, la gente, siento decirlo, quizás nos reunimos y lo pasamos mejor de lo que debíamos haberlo pasado (...) Sabemos que esto va a pasar", afirmó el director del director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón.

Sanidad espera que el alza en los contagios se prolongue aún tres semanas más, siempre que la población sea "consciente" y "lo suficientemente sensata para aplicar las medidas de control". De lo contrario la subida se extenderá otras dos semanas.

Hospitales

Las cifras de los hospitales, que reflejan con retraso la envergadura de los contagios, también han empeorado en lo que va de año y son preocupantes. Ocho mil pacientes más, hasta los 19.657, una ocupación del 15,69%. En las UCI, al 30% de su ocupación, se ha sumado un millar de enfermos, y son casi tres mil (2.953).

Los sanitarios esperan dos o tres semanas más de subida en la presión hospitalaria y en varias comunidades se están reprogramando ya las cirugías no urgentes.

La vacuna

En este contexto España se enfrenta a partir de la próxima semana a la administración de la segunda dosis de la vacuna. Este domingo se cumplen 21 días desde que Araceli, de 96 años y residente en un centro de mayores de Guadalajara, se convirtiese en la primera vacunada de España. También será pionera en recibir el segundo pinchazo.

En España se han vacunado ya 768.950 personas, pero ninguna de ellas es todavía inmune al virus; deben esperar a la segunda inyección, 21 días en caso de la de Pfizer, 28 en el de Moderna, los dos fármacos que se administran por el momento.

El proceso de vacunación empezó a un ritmo muy lento y a 5 de enero sólo se había administrado el 18,7%, pero después cogió velocidad y ya se ha inyectado el 65,75% de las 1.139.400 dosis entregadas hasta la fecha, 92.764 en un día.

España ha tardado veinte días en vacunar a un tercio de los 2,5 millones de personas que forman parte del primer grupo de vacunación: usuarios y trabajadores de las residencias y sanitarios. Los expertos piden acelerar para que se logre la inmunidad de rebaño y dejar sin tiempo al virus para que mute. Así lo ha reclamado esta semana en una entrevista en Onda Vasca Rafael Bengoa, el ex director del Sistema de Salud de la OMS, quien también considera ha reclamado un confinamiento domiciliario que sea "corto" y también "severo".

¿Confinamiento o restricciones?

Obligar a que la gente no salga de casa es una medida que tiene cada vez más partidarios, pero que provoca resistencia en el Gobierno de Pedro Sánchez. Sanidad aboga por esperar y comprobar si las nuevas restricciones adoptadas en la mayoría de autonomías permiten mitigar los contagios.

2021 ha traído un nuevo mapa de limitaciones, que reducen fuertemente la actividad económica en la mayoría del país, las reuniones sociales y la movilidad. Así, las reuniones con no convivientes están prohibidas en Baleares y Murcia y los grupos menguan hasta las 4 personas en Andalucía, Aragón, Galicia, Castilla y León, La Rioja y Melilla, mientras que se mantienen las de seis en Madrid, Cataluña, Castilla-La Mancha y Navarra. En la Comunidad Valenciana también, pero en la hostelería solo se pueden reunir 4.

El cierre de la hostelería y el comercio, que implica paralizar en gran parte la actividad, alcanza ya a todos los municipios extremeños de más de 5.000 personas, también están cerrados los bares en las zonas rojas de País Vasco. En el resto restaurantes y tiendas tienen un horario muy limitado, la Comunidad Valenciana cierra a las 17.00; Galicia y Andalucía, a las 18.00, Asturias y Aragón bajan la persiana a las 20.00.

En Cataluña los establecimientos no esenciales no pueden abrir el fin de semana, los centros comerciales, como en otros territorios, están cerrados y los bares solo sirven comida y desayuno. Madrid, que se ha resistido a las restricciones durante toda la pandemia, provocará finalmente que los restaurantes se queden sin el segundo turno de cenas, desde el lunes deben cerrar a las 22.00.

Esta enumeración de medidas es sin embargo insuficiente a ojo de las autonomías que han reclamado ya un confinamiento domiciliario, como Andalucía y Castilla y León. Otras quieren poder recurrir a esa vía en caso de necesitarlo, una opción a la que se apuntan Galicia, Murcia y Asturias.

Extremadura no descarta pedirlo, pero ha advertido de los efectos secundarios que provoca como el deterioro cognitivo, aislamiento social y problemas de salud mental, ya que afecta al estado de ánimo, sobre todo en las personas mayores.

Los partidos también presionan al Gobierno. Ciudadanos reclama un "confinamiento inteligente", Más País quiere frenar la actividad no esencial y el PP no hace una propuesta concreta, pero acusa al Ejecutivo de estar escondiéndose y no liderar una respuesta unitaria.

En Twitter, espejo de las inquietudes ciudadanas, han comenzado ya las bromas acerca del segundo confinamiento. Un cóctel que, en una secuela de 2020, muestra cómo la tensión y la incertidumbre marcan el inicio del año con un virus sin freno, que dobla el indicador del riesgo extremo sin que se vislumbre el pico de la tercera ola, que más que una ola parece por las gráficas un muro.

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