Sociedad

El Gobierno cubano acoge al Papa "con afecto" y sin ánimo de polémica

  • Benedicto XVI llega a la isla con la intención de defender el papel de la Iglesia católica y su labor de intermediación · Como ya sucediera con Juan Pablo II, el Pontífice no se reunirá con la disidencia

Después del muy católico México, el papa Benedicto XVI llegó anoche (hora española) a una Cuba multiconfesional, donde la Iglesia Católica es minoritaria, pero en ausencia de toda oposición legal tiene el papel de interlocutor privilegiado, que se empeña en reforzar, ante el régimen comunista. Benedicto XVI dio el tono en el avión que lo llevaba el viernes a México, al afirmar que la ideología marxista "tal como había sido concebida, no responde ya a la realidad" y "conviene hallar nuevos modelos".

Destacó a continuación la voluntad de los católicos "de ayudar a un diálogo constructivo para evitar los traumatismos". "Es evidente que la Iglesia está siempre del lado de la libertad de conciencia, de la libertad de religión", subrayó el Papa, al asegurar que en Cuba "los fieles católicos contribuyen en esta senda".

Sin embargo, no se espera una confrontación entre Benedicto XVI, que afirma que viene "en una absoluta continuidad" con el histórico viaje de Juan Pablo II a la isla en enero de 1998, y un régimen que está determinado a recibirlo con "afecto y respeto".

El arzobispo de Santiago de Cuba, donde el Papa inició ayer su visita, neutralizó cualquier tensión: "La Santa Sede sabe cuáles son los presupuestos ideológicos del Gobierno cubano", así como éste también "sabe cuál es el pensamiento de la Iglesia", explicó monseñor Dionisio García.

"Creo que eso no va a tener ninguna repercusión", agregó García, al destacar que "lo que dijo el Papa es evidente", porque "el marxismo tal y como fue concebido tiene que ser superado y revisado y no solamente en Cuba".

A su vez, el Gobierno cubano minimizó las palabras del Papa: Cuba tiene un "proyecto social en desarrollo, en constante perfeccionamiento, es un proyecto social democrático, escogido genuinamente, escucharemos con respeto y afecto a Su Santidad", respondió el canciller cubano, Bruno Rodríguez.

A semejanza de Juan Pablo II en 1998, el Papa no tiene previsto encuentros con opositores. Benedicto XVI "conoce bien la realidad de Cuba y el hecho de que las reciba o no (a las figuras de la disidencia), no significa que él esté ajeno" a la situación, dijo el arzobispo García.

La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, que preside el disidente Elizardo Sánchez, denunció el domingo la detención de al menos 70 opositores en Santiago de Cuba, lo que atribuyó a un intento de impedir que protesten durante la visita del Papa. Las autoridades no han informado sobre arrestos, pero han advertido que no tolerarán actos políticos en la visita.

El Vaticano anunció, por el contrario, que el Papa estará "disponible" para un eventual encuentro con el padre de la revolución cubana Fidel Castro, retirado del poder desde 2006.

Fidel Castro fue maestro de ceremonias en la visita de Juan Pablo II, "un hombre de gran bondad y realmente noble", según afirmó después de su primer encuentro en el Vaticano en noviembre de 1996, en el que dijo haber tenido un fuerte "impacto".

Los medios igualmente están al acecho de un posible encuentro con el muy creyente presidente venezolano Hugo Chávez, que es tratado de un cáncer en Cuba y quien llegó el domingo a La Habana para recibir una radioterapia durante algunos días.

El Papa tiene reservados dos periodos de descanso en los que podría sostener encuentros no previstos: el martes después de su llegada a La Habana a la hora del almuerzo; y el miércoles entre una misa pública en la mañana y su partida en la tarde.

Tras ser recibido por el presidente Raúl Castro a su llegada a Santiago de Cuba, el Papa celebró una misa pública en esa ciudad antes de retirarse al santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, a unos 30 kilómetros, donde pasará la noche.

Tras una breve visita al santuario, volará hoy hacia La Habana, donde será recibido oficialmente por Raúl Castro al final de la tarde, siempre hora cubana

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