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Más intenciones que juego

  • Eusebio no acaba de lograr que su equipo presione bien arriba y maneje el balón con soltura. La inseguridad defensiva, un lastre casi insuperable.

En la mitad de la tabla pero con un colchón insuficiente aún para cantar victoria, la Real Sociedad volvió hace un mes a su tónica habitual del curso tras haber conseguido, justo antes, cuatro victorias consecutivas que sacaron al equipo del cieno. Fue la prueba palpable de que los nervios por jugar abajo no eran la razón de los malos resultados, ya que éstos volvieron cuando debió, por fin, asomar la tranquilidad.

Y es que la temporada ya la inició el equipo txuri urdin inmerso en múltiples dudas por la desconfianza que generaba en la plantilla David Moyes, un inadaptado que a primeros de noviembre dio paso a Eusebio Sacristán.

El técnico de La Seca arribó con un catecismo diferente y con ideas muy claras, como tratar de aprovechar el buen manejo del balón de los centrocampistas donostiarras y presionar al rival en zonas adelantadas. Aunque puntualmente ha utilizado para ello un 4-4-2 con Vela en punta, habitualmente juega con tres centrocampistas, Illarramendi con Rubén Pardo y Xabi Prieto por delante (4-1-4-1) o formando los dos primeros una pareja y jugando el capitán, ya por siempre lejos del extremo derecho, cerca de la mediapunta (4-3-3). Al cabo, variantes del más simple 4-2-3-1 que usa la mayoría de equipos en el fútbol de hogaño.

En la pizarra, todo carbura y la Real, además, es un equipo bonito, pero sobre el césped se evidencia que esta cualidad sobresale ante la de bueno.

sin balón

La llegada del mexicano Diego Reyes, cedido por el Oporto, ha dotado de calidad a la zaga, pero no de contundencia, ya que, además, Íñigo Martínez parece haberse estancado y Mikel González ha bajado aún más sus prestaciones. En los laterales, Elustondo y Yuri han relevado a Carlos Martínez y De la Bella, pero el nivel no ha mejorado. El primero es inseguro con el balón y el segundo deja espacios a su espalda en la izquierda por su marcada proyección ofensiva.

En el mediocampo, Illarramendi no ha sido garante del equilibrio que precisaba el equipo y el resto de centrocampistas no se caracteriza por su sacrificio defensivo: Ruben Pardo, Xabi Prieto, el lesionado Canales, Granero... Zurutuza, más potente que los anteriores, y, sobre todo, Markel Bergara, el más defensivo del elenco, apenas juegan esta temporada.

con balón

Lo que debía traducirse, por contra, en un fútbol muy asociativo, se queda a la hora de la verdad en dos pases largos de Illarramendi y la búsqueda de los extremos y los centros al área en busca de Jonathas y el lesionado Agirretxe. Oyarzabal se ha comido a Bruma y es hoy el máximo exponente en ataque, aunque el hándicap realista es el año sabático de Carlos Vela, infame.

lo mejor

El toque de balón en los centros corridos y a balón parado, que halla correspondencia en el juego aéreo, muy potente.

lo peor

La laxitud defensiva y el poco espíritu que se aprecia en un equipo sin mala idea y sin líderes.

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