Sevilla-Eibar · la crónica

Una guinda no tan dulce (0-0)

  • El Sevilla no pudo despedir 2014 con el buen sabor de boca que le deja la tarta que los suyos han podido degustar. El Eibar saca provecho de la lenta circulación local del balón.

El Sevilla no pudo despedir el año 2014 tal y como lo ha vivido. Los hombres de Unai Emery se toparon de frente contra el muro del Eibar por la sencilla razón de que fueron incapaces de meterle velocidad a la circulación del balón. El técnico de Fuenterrabía apostó por la calidad para desarbolar a sus paisanos, pero ese toque no es nada si no se ve acompañado por una marcha más a la hora de tocar la pelota. De nada sirve, pues, eludir rivales si éstos tienen tiempo para volver a ubicarse en la zona defensiva y eso fue lo que no lograron evitar Banega, Reyes e incluso Vitolo. Tocaban, superaban adversarios, pero lo hacían a un ritmo que propiciaba que éstos volvieran a exigirles un nuevo pase, otro esfuerzo más. 

Y no es que el Eibar jugara con más de 11 futbolistas, tampoco que fueran los mejores zagueros de la historia del balompié, la cuestión es que Banega, sobre todo Banega, aseguraba el balón, se lo daba siempre a un futbolista que llevaba una camiseta blanca como él, pero lo hacía con una parsimonia que convertía toda su loable idea de fútbol en improductivo. No servía de nada e incluso cuando el argentino se encontró con alguna ocasión de hacer él mismo daño a los zagueros tampoco tuvo esa agilidad mental para conseguirlo. En el caso de Reyes, era la continua búsqueda del pase imposible, de ese balón que sorprendiera a los rivales, pero jamás llegó a su destino con efectividad. Y por acabar con ese triángulo en la mediapunta, en el caso de Vitolo todo eran conducciones que tampoco servían en el instante definitivo, aunque en el análisis del canario tal vez haya que poner en el pliego de descargos que los desdoblamientos de Diogo Figueiras por su banda se encontraban al final con el inconveniente de no manejar de manera correcta la pierna izquierda, lo que fue disminuyendo la peligrosidad de los dos contra dos cuando el Eibar entendió que por ahí se sentía mucho menos atacado. 

La presencia de Figueiras en el lateral izquierdo era una de las decisiones de Emery que volvían a sorprender. El portugués jugaba en esa banda a pesar de que Fernando Navarro se hallaba en el banquillo de los suplentes y con Kolodziejczak fuera incluso de la relación de 18 futbolistas que se inscribieron en el acta arbitral. De no existir ningún problema físico, que con tanta puerta cerrada en los entrenamientos es complicado de conocer, fue un craso error a la larga, pues privó al Sevilla de una de las vías de ataque para romper un sistema defensivo tan ordenado. En la otra banda, mientras, volvía a repetir Aleix Vidal, tal y como ya hiciera en el anterior compromiso casero contra el Granada, y ahí sí se puede aplaudir un poco más la elección de Emery. El catalán aún está en fase de adaptación a ese puesto novedoso para él, pero evidenció una evolución prometedora, sobre todo en el primer periodo, pues dobló en muchísimas ocasiones a Reyes y entre ambos provocaron que el Eibar llegara a pasarlo mal, hasta el punto de que los dos futbolistas de ese costado vieron la cartulina amarilla antes del descanso, aunque uno de ellos fuera por un choque con Mbia. 

Con semejantes mimbres, y con Gameiro en el sitio de Bacca en la punta del ataque, la puesta en escena del Sevilla fue prometedora. Los blancos sí le metieron velocidad a los veinte primeros minutos, más o menos el tiempo que tardaron Banega y Reyes en ver cómo se les iban cargando las piernas y no eran tan veloces. También Mbia se nota mucho en ese sentido, pues cuando el camerunés entra en una de esas fases en las que se limita a las aperturas hacia los costados e incluso yerra en algunos pases, el Sevilla nota en demasía que también pierde una de sus más poderosas armas destructivas. El africano estuvo en esa línea durante todo el primer periodo y bien que lo agradecieron Boateng y todo el bloque del Eibar. 

La producción ofensiva del Sevilla iba a concluir más o menos cuando Figueiras lanzó un obús desde fuera del área que estuvo a punto de sorprender al siempre fiable Irureta. Se repasan las notas y se comprueba que eso aconteció en el minuto 25. Así que a partir de ahí, más o menos en el ecuador del primer periodo, se finiquita el juego de ataque de los anfitriones e incluso se constató que el Eibar dio un paso adelante a través de los duelos de Piovaccari con Pareja, algo que volvía a demostrar que los centrales blancos sufren mucho cuando tienen que chocar una y otra vez con un grandote

Tras el intermedio, sin embargo, sí recuperó el Sevilla la imagen del arranque y definitivamente encerró en su campo al Eibar para tratar de atacarlo por tierra, mar y aire, incluso por la vía de la estrategia, que había sido también desaprovechada en el primer periodo. Krychowiak tuvo la primera en un córner, pero un zaguero lo evitó al meter una pierna providencial para el Eibar. Pero ya iba a ser una constante eso, sobre todo cuando Emery comenzó a mover el banquillo y le fue añadiendo una nueva dosis de pólvora a los suyos con las entradas de Bacca, Denis Suárez y Deulofeu, tal vez demasiado tardía en lo referente al extremo catalán. 

Pero el Sevilla no encontró rédito a esos intentos continuados. El balón seguía circulando a ras del césped, pero ahora lo hacía mucho más rápido y el Eibar se las veía y se las deseaba para evitar que se convirtieran en opciones claras de gol. Los disparos de Denis Suárez y de Reyes, algún cabezazo de Mbia, opciones variadas e incluso un gol anulado al camerunés por fuera de juego posicional de Bacca que, en el fútbol-ficción, habría que comprobar si se lo anulan al local en el Santiago Bernabéu, Camp Nou e incluso Vicente Calderón. Pero no pudo ser, el Sevilla no fue capaz de ponerle una guinda con el dulzor que se merecía el pastel que ha podido degustar durante 2014.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios