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El dulce sabor de ganar

  • El Sevilla se impone de cabo a rabo al Rangers y acaba como primero de su grupo en la Champions. Un penalti transformado por Kanoute basta para volver a la senda del triunfo

Triple objetivo cumplido para el Sevilla. El conjunto de Manuel Jiménez se clasificó en el primer puesto de su grupo, agregó 800.000 euros más a las arcas del club dentro de un presupuesto previsto sin el valor de estos tres últimos puntos en la primera fase y, sobre todo, volvió a saborear el dulce sabor del triunfo. El Sevilla se reencontró con la victoria frente a un Rangers que sólo llegó a inquietarlo en el epílogo y de esta manera vuelve a una senda que no debió abandonar jamás, ni siquiera en aquella intrascendente visita al Unirea en Bucarest.

Es el peligro de estos litigios sin nada en juego dentro de un calendario tan exigente en esfuerzos para los profesionales. La posibilidad de caer en más relajación de la cuenta induce a no darle la importancia que tienen a los partidos y en días así se inician las rachas negativas, o las positivas, según se dé el resultado. En esta ocasión, los blancos salieron como triunfadores y ésa es la mejor manera de sanear la mente, de que los futbolistas vuelvan a creer en ellos mismos e incluso de no notar siquiera la fatiga por haber tenido que correr un buen número de kilómetros.

El Sevilla-Rangers de ayer, de cualquier forma, no llegó ni siquiera a la categoría de entrenamiento intenso para los anfitriones. Los escoceses, por mucho pedigrí que tenga su imagen de marca e incluso por mucho que fueran finalistas de la Copa de la UEFA hace sólo dos temporadas, carecen del nivel mínimo exigible ante un rival como el actual conjunto nervionense. No fue extraño, pues, que las diferencias se hicieran evidentes desde el mismo pitido inicial del árbitro francés Layec.

Ni siquiera se habían consumido los diez primeros minutos cuando no sólo figura ya un 1-0 en el marcador sino que, además, el Sevilla había tenido un par de ocasiones clarísimas para que la ventaja fuera aún mayor. Porque un control de Kanoute tan magistral como el pase de Romaric a la espalda de los defensas debió suponer el primer tanto con poco más de dos minutos en el cronómetro. Ahí surgió Papac para evitarlo sobre la misma raya. Algo parecido sucedería en la jugada posterior, cuando Davis tocó el balón con la mano de manera voluntaria para evitar un remate con todo a favor de Kanoute en lo que hubiera sido un penalti y expulsión tan claro que parece increíble que el francés Layec no lo llegara a ver. Hay que tener en cuenta lo que ello hubiera supuesto para el partido con apenas cuatro minutos consumidos.

Pero el gol no llegó entonces y se hizo esperar un ratito más. No mucho, por cierto. El Sevilla había salido con toda la cuerda dada y tal vez por ello Fernando Navarro se atrevió a presionar la salida del Rangers desde su propia área. El lateral izquierdo se encontró con un premio más que merecido por su afán de recuperación y le quitó la pelota a Whittaker para que éste hiciera el resto de la manera más ingenua. Derribo, caída lógica, y exagerada, cierto es, para que Kanoute se encargara de transformar el penalti con suma serenidad.

Sirva este relato de las ocasiones para explicar la diferencia entre unos y otros desde el mismo arranque del encuentro. Y añádasele el dato de que el primer disparo de los Rangers no llegaría hasta el minuto 82, cuando Nacho Novo desaprovechó una clara oportunidad tras un error previo de Dragutinovic por complicarse la vida más de la cuenta. Entre ambos momentos, el 1-0 y esa opción de Novo, el Sevilla gozaría de innumerables opciones para sentenciar a pesar de que jamás llegó a pisar el acelerador a fondo en todo el encuentro.

Tampoco hacía falta, es verdad. Los blancos llegaron a ejercer un dominio prácticamente absoluto del balón gracias a un Romaric que tenía tiempo para controlarlo y moverlo de un lado para otro con intención en la mayoría de las ocasiones. La pelota, por tanto, era monopolizada por los blancos mientras que el Rangers, extrañamente, presentaba un comportamiento vergonzante para sus más fieles, pues ni siquiera se atrevía a abandonar un planteamiento ultradefensivo a pesar de ir por debajo del marcador desde bien prontito.

Son las cosas de los mitos relacionados con el fútbol británico, de ese balompié al que siempre se le presupone un ataque continuo que no tiene nada que ver con que la calidad de sus futbolistas pueda ser escasa. Pero no, el Rangers no se ajustó a esos cánones y le dio toda la responsabilidad atacante a un Sevilla que tampoco tenía excesiva intención de asumirla. Entre otras cosas porque le bastó con el arreón inicial para decantar aquello a su favor. Pero el fútbol no admite partidos de diez minutos, por mucho que algunos lo prefirieran ayer, dada la inoportunidad de éste, y el juego continuó con idéntica disposición. El Rangers aguardaba, el Sevilla atacaba y el 1-0 se mantuvo inalterable. Eso, el resultado, fue lo mejor, pues el sabor del triunfo siempre es dulce. Primeros de grupo, euros... Hay motivos de sobras para que los sevillistas sonrían.

Árbitro: Bertrand Layec H (francés). No tuvo una mala actuación en líneas generales, pero parece increíble que no viera la clarísima mano de Davis que hubiera supuesto un penalti y expulsión en el minuto 4.

Tarjetas: Amarillas Papac (35'), Lafferty (74') y Bougherra (84').

Gol 1-0 (8') Kanoute, de penalti. Fernando Navarro le roba un balón a Whittaker dentro del área y éste lo derriba. Kanoute transforma con una tranquilidad absoluta engañando a McGregor.

momentos clave 3' Pase de Romaric a Kanoute, éste elude la salida de McGregor y salva Papac bajo los palos. 4' Remate de Kanoute a puerta vacía y Davis salva con la mano. 81' Gran disparo de Zokora al poste. 82' McGregor repele un disparo de Fernando Navarro y el rebote le cae a Negredo, que no se lo espera y lo remata al portero a puerta vacía.

Incidencias: Sexta jornada del Grupo G de la Liga de Campeones, Ramón Sánchez-Pizjuán unos 40.000 espectadores. Sentido minuto de silencio por José María Cruz Rodríguez.

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