Liga Europa

El brillo, para otros menesteres (1-0)

  • El Sevilla cumple con desgana en el segundo tiempo y pasa como segundo a los dieciseisavos ganando al débil Rijeka. Denis Suárez hizo el tanto de la victoria.

Clasificado. Segundo detrás del Feyenoord, ese equipo que causó una imagen tan flojita en el Pizjuán como corajuda en Rotterdam. El Sevilla supera la fase de grupos de la Europa League con un aprobado después de una victoria por la mínima ante el Rijeka, todo lo contrario a un rival de postín y que desnudó el gran déficit del Sevilla cuando Emery intenta que el doble pivote tenga un perfil más creativo.

Tuvo que rectificar el técnico vasco a la vista de que, con ventaja en el marcador desde el minuto 20, el Sevilla se desmoronaba. Fue apretar el Rijeka, no mucho, con un poquito bastó, y sobrevolar el empate. ¿Y cómo no iba a presionar algo el equipo croata, si de no ganar estaba eliminado...?

Sin Krychowiak, Cristóforo ni Iborra, por diferentes motivos, Emery apostó por Banega junto a M'Bia, con Denis Suárez delante comandando un ataque estupendo con Vitolo, el mejor Reyes y Bacca. A priori, balón para el Sevilla, calidad para aburrir y disfrute a pesar del frío. Pues no. La cosa se quedó como un solomillo crudo: buenísima pinta, incomestible a todas luces.

La buenísima pinta se vio en algunos tramos del primer tiempo, con un Reyes espectacular en cada acción, Vitolo a buen nivel, Denis volviendo y Bacca queriendo. Y atrás, sin noticias. Ideal, vaya. Incluso, el gol de Denis, en una acción individual sensacional con dos recortes por el centro y una definición de pulsaciones en reposo, no derivó en el mosqueante paso atrás tan habitual del Sevilla de Emery. Lo dio después, casi en el entreacto. Y a la vuelta el Rijeka olió displicencia y lo intentó. Por poco lo consiguen Jajalo, que tiró fuera en inmejorable posición, Kvrzic, a quien Beto le sacó el empate, y Kramaric, que no pudo definir algo escorado. Lo dicho, que Emery no esperó a que le sacaran los colores pero el segundo tiempo tenía una pinta cruda, antipática.

La amenaza, por decir algo, del Rijeka llevó rápidamente a Emery a introducir a un central (así dicho parece insólito en un equipo que va ganando en casa ante un rival tan limitado) para hacer dominó con Arribas jugando donde Carriço, Carriço donde Banega y Banega donde Denis, que se marchó al banquillo con evidente cabreo. A decir verdad, el Rijeka se acabó, pero el Sevilla no cerró un partido que jamás debió pasar de la primera media hora y que debía servir para que los no habituales tuvieran más minutos.

Claro que la cita era irrenunciable porque una derrota suponía la eliminación y un triunfo podía reportar el primer puesto si el Feyenoord no ganaba (venció claramente en Lieja: 0-3), pero en modo alguno debe suponer ofrecer una imagen tan ramplona teniendo tanto y tan variado con lo que premiar a los aficionados que se comieron un frío de consideración en pleno apogeo del cariz invernal de diciembre.

Con las vacaciones adelantadas respecto al resto del fútbol español por el aplazamiento del Real Madrid-Sevilla, contra el Éibar puede asegurar ser cuarto a final de año, lo cual está francamente bien. Y la Europa League no vuelve hasta febrero, cuando el camino copera estará mucho más definido y la Liga habrá acumulado un tramo suficiente como para decidir a qué aspira este Sevilla. Dicho lo cual, clasificado en la Europa League (tres triunfos en casa, dos empates fuera) y en zona Champions en la Liga es para perdonar coñazos como este del Rijeka. Cómo no hacerlo...

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