Sevilla FC-Real Madrid · la crónica

Este muerto, con Caparrós, está muy vivo (3-2)

  • El Sevilla vuelve a estar metido en la lucha europea tras superar al Madrid.

  • Un cambio táctico, con la permuta de Muriel por Franco Vázquez, fue decisivo.

Seis de seis para Joaquín Caparrós al frente de su Sevilla. El fútbol tiene estas cosas y, a veces, basta con tocar la tecla exacta para que todo sufra una metamorfosis que nadie podría llegar a imaginar siquiera. El equipo que mostraba una patología casi incurable le ha echado arrestos para agarrarse a la vida y llegar a las dos últimas jornadas con la esperanza de revertir una situación que ya parecía imposible para todos los suyos. Esta vez le tocó el turno al Real Madrid, sí al Real Madrid, por mucho que no estuvieran sobre el césped Cristiano Ronaldo, lesionado él, y otras estrellas, pero quién no querría para su equipo a nueve futbolistas al menos de los que puso Zinedine Zidane en liza e incluso a alguno de los que entraron desde el banquillo.

Se trata, pues, de darle valor al mérito contraído por el Sevilla para imponerse a uno de los colosos de la Liga y no al revés, que para eso ya están esos medios nacionales en los que parecía que el Real Madrid se medía al Tosno, el equipo que horas antes había conquistado la Copa en Rusia. Nada de valorar a quienes vestían de blanco, todo era bajo el prisma de los defectos de los madridistas, cuando en el primer cuarto de hora, y hablo de la retransmisión televisiva, el equipo de Zidane era poco más o menos el Milan de Arrigo Sachi y los de Caparrós, que no salieron a morder desde el minuto 1, se asemejaban a la banda de Melitón.

Pero las cosas están montadas así en este negocio, todo se analiza a través del papanatismo, de lo que genera audiencia, ahora pinchazos en los medios digitales y demás, lo demás sencillamente se ignora y no existe. Por supuesto, por tanto, que el Sevilla no tuvo ningún mérito para sacarle todo el jugo a lo poquito que le queda ya a estas alturas del ejercicio balompédico, con futbolistas, como Lenglet, que ya acumulan más de 50 partidos oficiales en sus piernas.

Así que conviene no desviarse más y sí centrarse con inmediatez en todo lo que tuvo que ver con el Sevilla en el relato de los hechos para que se impusiera por un meritorio 3-2 al Real Madrid de Asensio, Sergio Ramos y compañía en esa cita sin vuelta atrás en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Y lo primero que llama la atención cuando se repasa la hoja de las alineaciones es que Caparrós también introdujo en el once a cinco futbolistas que no fueron titulares contra la Real Sociedad. Pareja, Pizarro, Muriel, Franco Vázquez y Ben Yedder. Las cuentas no engañan y repetían seis de los que sí arrancaron el juego en el estreno del entrenador utrerano al frente de la plantilla, sólo dos más de los que también jugaban a las órdenes de Zidane en la cita contra el Barcelona, léase Nacho, Sergio Ramos, Casemiro y Benzema. Por ese lado, pues, seis a cuatro, tampoco la diferencia es tan exagerada.

Con semejantes mimbres, Joaquín Caparrós trató de insuflarle aire a una plantilla que prácticamente está con la respiración asistida desde hace muchas semanas, a la que le cuesta un mundo llegar al final de los encuentros con aire suficiente en sus pulmones, por mucho que eso ya sea casi norma generalizada en la mayoría de los equipos exigidos a disputar, disputar hasta el máximo posible, tres competiciones oficiales. De salida, el posicionamiento no difería en exceso, aunque sí es verdad que partían dos laterales por la banda derecha para cubrir la baja del lesionado Sarabia, mientras que Muriel era el teórico extremo izquierdo, solución que tanto han pregonado quienes habían visto al colombiano durante su trayectoria en la Serie A.

Pero Muriel no puede jugar pegado a la banda, ni siquiera partir desde esa posición y su lugar está en punta en compañía de otro delantero para no tener que cubrir todo el ancho del campo. Le había creado problemas, además, al cafetero Nacho con sus subidas cuando Caparrós tomó una sublime decisión de entrenador, de hombre de fútbol que busca soluciones sobre la marcha y las encuentra. Llamó a Muriel para hablarle al oído y estableció que su posición iba a ser a partir desde el minuto 17 de segundo delantero, mientras que Franco Vázquez se iba a ir al costado izquierdo para formar un sistema asimétrico en torno al 1-4-4-2 en el que el argentino ayudaba al medio y generaba el fútbol cuando su equipo recuperaba desde esa posición algo más centrada.

Acierto absoluto por parte del utrerano y nada que ver con la testiculina, con el otro fútbol y con otras zarandajas que le afean al veterano entrenador. Fue un intercambio de piezas para que todo rodara cuesta abajo para los suyos cuando antes parecía que escalaban una montaña sin fin. El Sevilla comenzó a respirar y llegó el primer gol precisamente porque Muriel y Ben Yedder estaban muy juntitos en la punta del ataque y ambos se entendieron a la perfección.

Las imágenes del Sevilla-Real Madrid Las imágenes del Sevilla-Real Madrid

Las imágenes del Sevilla-Real Madrid / Antonio Pizarro

El Sevilla ya era otro, incluso dejaba de sufrir cuando el Real Madrid se le acercaba y se mostraba bastante firme en sus conceptos defensivos. Además, tanto Pareja como Lenglet sabían dejar flotando los balones defensivos para que los blancos se hicieran con ellos en la mayoría de las veces. Y encima tenían a un coloso como N’Zonzi que se encargó de asestarle el segundo golpe al Real Madrid justo antes del intermedio. Ya había sacado Nacho un balón sobre la raya casi cuando el gigante francés irrumpió y aprovechó otra jugada de Ben Yedder para servirle el 2-0 en bandeja a Layún.

El trabajo del Sevilla al intermedio había dado sus frutos, pero restaba tanto por delante teniendo en cuenta los precedentes... Pero el tiempo fue consumiéndose, muy lentamente eso sí para los intereses de los anfitriones, y aunque Sergio Ramos pudo recortar en un penalti que estrelló en el larguero, también Ben Yedder y Muriel desaprovecharon dos ocasiones clarísimas para el tercero. Hasta que Sergio Ramos volvió a acordarse de su condición de sevillista y materializó el tercero para los locales. En propia puerta, sí.

El cuadro de Caparrós lo tenía todo a favor ya, pero restaba el último arreón, incluso las tradicionales ayudas de Mateu a un equipo al que parece dirigir desde dentro del campo con sus consejos. El Real Madrid recortó con dos goles finales, pero el triunfo se quedó en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Caparrós ha obrado un pequeño milagro, ha conseguido que este muerto esté muy vivo.

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