Sevilla-granada · la crónica

Reyes desactiva la trama de Caparrós (5-1)

  • Emery acierta al recurrir al utrerano para que el Sevilla barriera a un Granada que amenazaba con una tarde tormentosa El gol de Banega da paso a un plácido final para los blancos, que espantan los malos humores

Duelo entre utreranos en el Ramón Sánchez-Pizjuán. José Antonio Reyes tuvo que salir para desactivar la trama que había trazado su paisano Joaquín Caparrós para enredar a un Sevilla que parecía estar atrapado en una tela de araña cuando se produjo el cambio decisivo. El zurdo Reyes ocupó el sitio del siempre imprevisible Deulofeu y a partir de ese momento todo iba a cambiar. Se aventuraba media hora final de complicada digestión para el equipo de Emery y fue justo lo contrario, ya que desde ese momento, desde ese cambio que ordena el propio entrenador vasco, justo es decirlo, fue un verdadero festín para los anfitriones. Cuatro goles más para demostrar que las distancias entre este Sevilla y los de abajo tal vez sean muy parecidas a las que padece cuando le toca afrontar a los más grandes del fútbol español.

Era una tarde complicada para el Sevilla, una amenaza cierta de tormenta y encima la afrontaba con un ambiente en la grada un tanto extraño. Dejando de lado a quienes no deberían ser protagonistas jamás, toca centrarse en quienes sí lo son verdaderamente, en lo que se calzan los borceguíes para tratar de meter siempre un gol más que el rival. También en quienes los eligen, que son los entrenadores y ahí se produce un duelo entre Emery y Caparrós que podía ser desagradable para el vasco si la tarde se dirigía a unos derroteros inesperados. No estuvo lejos de ello, no, pero al final las diferencias entre unos y otros salieron a relucir a través del hombre que tal vez más calidad tenga en la plantilla del Sevilla, de un Reyes al que el propio Caparrós ayudara a convertir en futbolista de primerísimo nivel.

La primera decisión osada corre a cargo de Emery, quien establece que Aleix Vidal ejerza de lateral derecho para dejar a Figueiras en el izquierdo. Bueno, hay lesionados, Coke es baja por sanción, y también existen ganas de darle un giro a la situación que atraviesa el Sevilla. Pero lo cierto es que, a la hora del análisis global, el experimento va a carecer de valor empírico. Emery desvistió a dos santos en lugar de uno y ninguno de los dos laterales estuvo a un nivel alto, pero tampoco estuvieron horribles. Ni fu ni fa, en definitiva. 

Se cierra el paréntesis para el balance que depara la apuesta de Emery y el partido comenzará con buenas vibraciones para los blancos. Está claro que el Granada se va a dedicar a cerrar todos los espacios e incluso a parar el juego el mayor tiempo que le permita Prieto Iglesias. Pero el Sevilla le da velocidad a la circulación del balón y hasta se produjo un penalti a Bacca por derribo de Babin en el arranque que no fue sancionado. Estas prometedoras sensaciones, sin embargo, se truncan cuando mejor deben ponerse para el lado local, cuando Bacca aprovechó una jugada rara, con el portero pidiendo falta, para adelantar a los suyos.

La teoría dictamina que ese momento debe ser crucial cuando está enfrente un equipo de Caparrós. El manejo del partido, con más espacios, debería pasar a Banega, quien debe surtir a Deulofeu y Vitolo en las bandas. Pero no, el Sevilla comienza a dejarse llevar, a no darle al juego lo que éste le va demandando y propicia que el endeble Granada cada vez crea más en sí mismo. Una de las razones estriba en las dificultades que tiene el triángulo Pareja-Carriço-Krychowiak para tragarse al solitario El Arabi. Llegaron varias faltas innecesarias sobre el delantero marroquí y, claro, a balón parado todo se igualó hasta que llegó el error de Mbia. Penalti y 1-1.

El Sevilla se encamina al descanso con dudas en las cabezas de sus futbolistas, tal vez demasiadas. Banega no se ha hecho con el mando; Deulofeu siempre es amagar mucho y concretar poco; Bacca ejerce de delantero oportunista, pero no halla situaciones ventajosas; y Mbia, pues Mbia va a su aire mientras el triángulo antes descrito sufre más de la cuenta. Así arranca también el segundo acto, aunque sí tiene lugar una gran jugada de Vitolo que no llega a rematar Bacca cuando se había convertido en una ocasión propicia para el 2-1.

Sólo transcurren siete minutos desde entonces cuando Emery toma la decisión que le dará a su equipo los tres puntos. Reyes ocupa el lugar de Deulofeu y el utrerano se encargará pronto de justificar a su entrenador. Para empezar, un córner sirve como advertencia, pero el cabezazo de Krychowiak es salvado por Roberto con una gran intervención de reflejos. Pero ya está lanzado otra vez el equipo sevillista bajo la batuta de Reyes. Y el utrerano protagoniza una gran jugada por la izquierda dentro del área, donde le hace un roto al lateral Foulquier antes de centrar. Remate espectacular de Banega al larguero, lío con Vitolo pidiendo penalti y excepcional toque con el interior del argentino.

El Sevilla se repone del susto que tiene metido en el cuerpo gracias a la capacidad de Reyes para improvisar, pero aún resta un cuarto de hora de sufrimiento, el que transcurre entre los dos goles. El Granada encerró literalmente al Sevilla a base de córners y jugadas a balón parado, incluso Jhon Córdoba la tuvo en un error de Carriço solventado por Beto. Hasta que Reyes volvió a comparecer, peleó un balón en la banda derecha, lo recuperó por narices y le dio el toque de calidad al centro para que Bacca se encargara del resto con clase. Control preciso y adentro.

Ahí respiró de una vez por todas el Sevilla, que ya sí sacaría provecho de los espacios del rival para culminar al final una goleada. Sí, exagerada, pero goleada, que es lo que cuenta. Reyes hasta le puso la guinda con un gran pase a Vitolo en el 5-1 y fue lo más justo, pues el utrerano había evitado que su paisano provocara una tarde rayos y truenos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios