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Nasri, el lujo del cristal

  • El galo, aparte de la infección que cortó su arranque, sufre la tercera lesión muscular desde su llegada al Sevilla. El club espera más pruebas para confirmar si hay rotura y el periodo de baja.

Los médicos del Sevilla confirmaron que Samir Nasri sufre daño muscular en el bíceps femoral izquierdo, pero que aún está pendiente de pruebas. El jugador cedido por el Manchester City se retiró lesionado en el descanso del partido ante el Sporting y ayer fue sometido a una resonancia magnética que confirmó que hay lesión, pero sin especificar ni si se trata de una rotura o una simple contractura ni, por supuesto, fijar una estimación sobre su periodo de ausencia.

Por lógica, es baja segura mañana ante el Dinamo de Zagreb, pero es una incógnita si estará en la visita del Barcelona este domingo, una cita atractiva para un jugador que está buscando reengancharse a la élite europea al nivel de los más grandes. El parte médico ofrecido por el Sevilla señala que el jugador sufre "daño miofascial" (que suele ser tensión de los tejidos blandos) y que será sometido a otra resonancia en estos días.

Se trata de la tercera lesión muscular que sufre el futbolista de ascendencia argelina desde su llegada a Sevilla al margen del problema infeccioso que lo obligó a parar también unas tres semanas. Nasri, que arrastra un importante historial de lesiones, sobre todo en su último año en Inglaterra, se ha destapado como un futbolista clave en el esquema de Sampaoli, lo que empieza a chocar con la cantidad de paradas que tiene que hacer a lo largo de la temporada, algo que acaba siendo insostenible en una plantilla de altura como la del City, no sólo por la exigencia e intensidad de partidos, sino también por la alta competencia, ya que el jugador que sale a relevar a un lesionado difícilmente vuelve a soltar el puesto.

Así, Nasri disputó la pasada campaña sólo cuatro encuentros en la Premier League (ocho en total), con un punto rojo en una gravísima lesión muscular que lo obligó a pasar por el quirófano. El internacional francés se lesionó en octubre de 2015 en un partido ante el Bournemouth en el isquiotibial y llegó a necesitar hasta 100 puntos de sutura en el músculo. Según relató él mismo y los médicos, éste estaba completamente separado del hueso y el tendón desgarrado en un 90%. Se estipularon tres meses de baja, pero, tras una recaída en un entrenamiento, precisó al final cinco, su periodo de inactividad más prolongado desde la rotura de la tibia izquierda que sufrió en 2009 cuando defendía los colores del Arsenal.

En el Sevilla, rápidamente ha encendido los elogios, pero ya ha necsitado varias paradas desde su llegada en las últimas fechas del mercado de verano. Debutó con la Liga empezada el 10 de septiembre ante Las Palmas después del parón, en el que estuvo apartado, como Vietto, por una contractura en el muslo. Su concurso ante los canarios fue fundamental, sobre todo en la segunda mitad. Después, una molesta infección lo obligó a perderse varios partidos, entre ellos la visita a la Juventus en Champions, para reaparecer ante el Betis en el derbi. Coincidió su vuelta con uno de sus mejores momentos, pero en el partido ante el Alavés volvió a lesionarse. Sustituido en el minuto 58 por Sarabia, lo que trascendió fue una elongación en el isquiotibial, precisamente el músculo que lo había obligado a una laboriosa operación de costura. Nasri aprovechó otro parón para recuperarse y estar presente en Leganés, donde marcó, al igual que en Zagreb. El siguiente partido ante el Atlético lo aguantó entero, aunque se acercó a la banda en alguna ocasión para ser atendido. Ya en Gijón, en el descanso decidió parar.

Sin duda, Nasri conoce a la perfección las señales que le da su cuerpo y no fuerza si hay riesgo de rotura. El marsellés posee un tren inferior con mucha masa muscular explosiva (en eso recuerda a Adriano) y es más propenso a este tipo de lesiones. Su enorme calidad debe convivir con este inconveniente que empieza a ser un problema para Samapaoli.

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