Granada-Sevilla · la previa

Europa, tierra soñada por mí

  • El Sevilla debe dar continuidad a parte de lo expuesto en Santander para seguir aspirando a engancharse a su objetivo. Los de Míchel dependen de que aparezcan sus hombres fuertes: Navas, Negredo...

Ya no quedan días ni semanas de tranquilidad en este Sevilla permanentemente cuestionado y en constante examen. Si hace apenas cuatro días se jugaba la temporada en Santander, nadie se acuerda ya del 0-3 que consiguió el equipo de Míchel junto a la playa de El Sardinero y tampoco nadie se acordará del triunfo, si lo suma, hoy en Granada cuando tenga que recibir al Mallorca de Caparrós el próximo Lunes Santo.

El Sevilla está abocado a vivir en la ruleta rusa, en el borde del precipicio de aquí al final del ejercicio. No se le puede permitir al equipo de Míchel ni un solo paso en falso. Darlo significaría decir adiós a sus aspiraciones europeas, a complicarse el futuro económico y deportivo, y ponerse a su propia afición definitivamente en contra. Granada significa salvar una bola de partido más y coger aire para seguir pedaleando. Y por supuesto, no mirar atrás en ningún momento.

Como dejara para la historia de esta ciudad el escritor y compositor mexicano Agustín Lara para que lo cantara el Tenor de las Américas, Granada, tierra soñada por mí... para el Sevilla ese sueño es Europa y, sin pararse a pensar qué puesto es el objetivo que debe marcarse, si el cuarto, el sexto o el séptimo si es que sirviera para algo -que cada vez parece más difícil con el Athletic pensando en otras cosas-, los nervionenses han de empezar por ganar hoy cueste lo que cueste. Y no le va a resultar tan fácil como aparentemente pareció hacerlo en Santander porque el rival es un equipo más equilibrado que el cántabro, con jugadores de calidad que no van a dejar tan fácilmente que los de Míchel manden en el partido.

También porque a éstos no se les ve la personalidad necesaria como bloque, aunque la aportación de ciertas individualidades debería servir de fuente necesaria para que el Sevilla, a poco que le acompañe la suerte, se lleve el partido a su terreno. Si en Santander aparecieron, si no la mejor versión, sí al menos algo parecido a lo que potencialmente pueden dar Negredo, Jesús Navas o Manu del Moral, en Los Cármenes todo eso tiene que tener un mínimo de continuidad, un valor que se le ha negado al juego de los sevillistas durante todo el año, como tantas y tantas veces lamentó el bueno de Marcelino mientras fue el entrenador de este grupo de futbolistas inconstantes.

Hoy, en el partido que cierra la jornada, debe andar listo el equipo de Míchel, que se encontrará a un rival con la defensa muy adelantada, el primer mandamiento de todos los equipos que entrena Abel Resino. Ni siquiera ante el Barça abandonó el que fuera portero del Atlético su atrevido planteamiento, con el que logra a menudo encerrar a su adversario si éste no es capaz de soltar amarras en ese mar de líneas juntas que propone el Granada en campo contrario. Pero con un buen lanzador que pase en largo y puntas que exploten la velocidad partiendo en la línea del fuera de juego puede ser un campo abonado para un equipo que, por ejemplo, tenga en las bandas a hombres como Jesús Navas o Reyes.

Habrá que ver qué piezas elige Míchel, pero pocos cambios se prevén si la cosa salió bien en Santander. Sólo se atisba la obligada entrada de Reyes por la lesión de Perotti que, bien mirado, es la ocasión perfecta para devolver al utrerano a la titularidad tras el tirón de orejas que significó el banquillazo que le recetaron ante el Racing.

Es de suponer que Reyes saldrá con una motivación doble por esto último y porque desde que se despidieron en el Vicente Calderón él y el actual entrenador del Granada, no se felicitan precisamente las navidades ni se van juntos de vacaciones. Si Abel dudó públicamente incluso de la "profesionalidad" del delantero sevillista, en él está ahora hacer que se coma sus palabras con una actuación que encandile por fin a los suyos y si es con su primer gol desde su regreso, mucho mejor.

El choque tiene su importancia. Igual que en la primera vuelta la inesperada victoria del Granada en Nervión hizo que una plantilla de calidad como la sevillista empezara a dudar de sí misma, como en repetidas veces apuntó Marcelino, ahora deben cambiarse las tornas. Europa no va a esperar a este equipo y el Sevilla está viendo cómo todos los que inicialmente iban a ser sus rivales en la lucha por la Champions están apretando tras muchas, quizá demasiadas, semanas de disparar con balas de fogueo. Eso ha hecho que el objetivo no esté demasiado lejos. Pero, claro, no puede dormirse ni para soñar.

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