Entre túnicas

Cuando todo pase

  • Artículo de opinión de M. Carmen Córdoba

Costaleros de Las Tres Caídas preparando su costal.

Costaleros de Las Tres Caídas preparando su costal. / Alberto Domínguez

Ya en estas fechas se estarían repartiendo las papeletas de sitio en todas las casas de hermandad, oreando túnicas, costales, uniformes de las bandas… Sin embargo, un año más esperarán en los altillos de los armarios. Las flores y la cera adornarán de forma distinta en las capillas o templos. No se discutirá sobre esa crisis, de la que tiempo atrás se hacía referencia y que se debatía en las tertulias, del cuido a los hermanos y que las hermandades se habían estancado, o disminuido el número de nazarenos en los cortejos, se hacía hincapié en ponerse el hábito y no la chaqueta, pues las cofradías se verían “huérfanas” en la calle.

Atrás quedó todo esto. Ahora sólo se escucha: “cuando todo pase, qué haremos”. La situación será complicada, unos años duros, y son muchas las hermandades que están viviendo “apreturas” económicas, y muchos los gremios, relacionados con el mundo cofrade, que necesitan encargos y subvenciones para poder subsistir. Escuchaba a un sacerdote hace unos días decir que en su pueblo, cuando todo acabe, en la próxima Semana Santa, tendrán que salir los pasos uno de tras de otro, como si de un Vía Crucis se tratase, sin flores ni bandas, porque no tienen recursos económicos. Sectores muy tocados que tienen que hacer frente a los pagos sin nada de ingresos.

Algunas cofradías se plantean si incluir la cuota de salida en al anual, ya que muchas subsistían gracias a las papeletas de sitio. Determinadas bandas y agrupaciones musicales, se plantean añadir en su contrato, una cláusula para poder continuar, pagar el alquiler del local, instrumentos o uniformes. Nos preguntamos también cuándo podrán meterse debajo de un paso cincuenta o más personas, o para cuándo las bullas. No veremos desfiles procesionales, excepto el magnífico Vía Crucis oficial visto vía televisión, que nos hace soñar en un futuro y pensar que todo es posible. La carrera oficial tendrá que esperar, las sillas y los palcos se quedarán sin montar, no se hablará del dinero de los abonados ni de las subvenciones. Esperemos que todo esto no sea permanente y que pase lo más rápido posible.

Ante esta realidad, habrá que trabajar con más ilusión si cabe, para un futuro esperanzador, de hecho lo estamos viendo materializado en la ampliación de los enseres en diversas hermandades. Pero debemos conservar también el mayor patrimonio que éstas tienen, que es el humano, el cuido al hermano, darle un mimo” especial, pues cuál sería el devenir de las cofradías sin ellos. Volver a la convivencia y a la recuperación de los hermanos, tarea no fácil, en la que todos tendremos que poner nuestro granito de arena.

Como así lo hizo el que fuese Obispo en nuestra ciudad, D. José Vilaplana, que mañana 19 de marzo será su onomástica, día de San José, buen padre y protector, hombre justo y humilde, un escogido de Dios. Con su sonrisa y sencillez llegó a todos los cofrades, gestos como su visita a ensayos de costaleros, bandas, asistiendo a todo tipo de actos, dando audiencias, dando cabida a todos. Me quedo con sus palabras durante la pandemia en el Santuario de la Cinta en el Triduo de rogativas a Nuestra Patrona, “Luna llena que nos colmas de luz, no nos cansemos de hacer el bien, no tengamos una fe exclusiva, vivámosla como la Virgen María”.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios