Desde mi esquinita

Mi barrio, tu barrio...nuestros barrios

  • Artículo de opinión de José Antonio Vieira

La Virgen de la Victoria en su entrada al Barrio Obrero.

La Virgen de la Victoria en su entrada al Barrio Obrero. / Alberto Domínguez

Son muchas las lecciones que hemos de sacar de la aciaga situación que estamos viviendo, en caso contrario, estaremos perdiendo una gran oportunidad para crecer. Ser resiliente en estos momentos es una muestra inequívoca de sensatez y de visión optimista de la vida. No me corresponde a mí, ni este es el lugar para hacer propuestas trascendentes, pero permitidme una sugerencia más mundana, más de andar por casa, en las que las hermandades podrían tener un papel muy relevante.

Me refiero a que estamos en un momento idóneo para conocer nuestros barrios. Las hermandades en este tiempo de pandemia, están siendo en muchísimos casos la infantería de las parroquias en cuanto a labor social se refiere. Se están acercando a las hermandades vecinos con problemas, demandando ayuda y con la certeza de que van a encontrar las puertas de la hermandad de su barrio abiertas. Las hermandades, a pesar de que nunca han sido ajenas a los problemas de sus vecinos, están conociendo realidades vecinales muy duras. En esta línea, la sugerencia a la que hacía alusión, se centra en que ahora, también es un momento oportuno para conocer y profundizar en la realidad histórico-social de los barrios que acogen a una o varias hermandades. Para ser de un barrio hay que conocer todas sus realidades; históricas, sociales, vecinales, incluso sus lindes.

Evidentemente esto no sólo se lo propongo a las hermandades, sino también a las parroquias, que en muchos casos dudan de los límites de la feligresía. No son pocas las veces que hemos leído sobre ese ideal que conforman la parroquia, la hermandad y el barrio. En este trinomio siempre he creído y por ello, siempre he apostado por el conocimiento mutuo. Las hermandades en este sentido, siempre han hecho gala y se han sentido orgullosas de pertenecer a un barrio en concreto, pero, a veces, sus hermanos no conocen la realidad social del lugar donde está establecida su hermandad. Se quiere lo que bien se conoce. Esta afirmación viene al dedillo de esto que sugerimos, pues, las hermandades no son ajenas a la idiosincrasia de sus barrios. La personalidad de una hermandad está muy marcada por la pertenencia a un barrio.

Este año vamos a vivir una Semana Santa muy centradas en las iglesias, muy cercanas a los barrios, hasta el punto que las hermandades no se harán a Huelva, sino que seremos los cofrades los que nos movamos por los barrios y a buen seguro, conoceremos realidades de nuestra ciudad que no conocíamos. Este año, en Semana Santa todos estamos llamados a ser anfitriones de nuestros vecinos de otros barrios, pero sin olvidar que somos cofrades onubenses y que nuestros barrios son teselas en el gran y hermoso lienzo que es Huelva.

Ningún barrio tiene ese sello de denominación de origen que lo haga superior a otros. Cada barrio es grande por sí, sin compararse a otros. Una hermandad en su entorno, en su barrio goza de una identidad que la hace única; sus gentes, sus edificios, sus calles..., todo imprime de un sello especial a las cofradías. Este, es un año es especial para conocer los barrios de nuestras hermandades, que a la postre, es conocer más, nuestra identidad cofrade

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