Puerta del Mar

¡Vámonos de frente!

  • Hay muchas ganas de salir a la calle y no iba a ser menos en las cofradías

  • No se sienten solas, incluso en las instituciones locales se les echaron de menos

La Virgen de la Luz en su reciente salida del veinte aniversario en rosario de la aurora.

La Virgen de la Luz en su reciente salida del veinte aniversario en rosario de la aurora. / Josué Correa

La verdad es que todo el mundo tiene ganas de olvidarse de esta mala historia de la pandemia. Hay deseos de volver a la normalidad, que no sabemos muy bien que es eso porque pocas cosas se desarrollaban con normalidad antes de la Covid-19.

Sí, damos por bueno ese deseo de poder respirar, de bajar de casa y dar un paseo, de no pasar miedos y esto en todos los órdenes de la vida. No iba a ser menos en lo cofrade, que gusta desbordarlo todo.

Los jartibles tuvieron su curita de humildad en casa.

Muchas cosas se perdieron en este tiempo pero no las ganas de cofradías. Ahora empieza una nueva etapa que, más allá de seguir las indicaciones de las autoridades sanitarias -que muchas veces no acertaron y otras, pues bien poco- lo que hay que hacer es, además, aplicar el sentido común. Recuerden eso de que en verano habría que ponerse mascarillas hasta debajo de la sombrilla y se pasó al: quítenselas ustedes. Como la gente es más sabia pues aún las llevas.

En lo cofrade en este aspecto parece que no se tendría problemas, pues los nazarenos llevan todos su antifaz. Más sufrido es para los costaleros, pues quién con un costal puede trabajar bien con una mascarilla. Piensen si se puede ir debajo del paso así, pues nada más que tienen que preguntar a los que gustan, además, de taparse hasta los ojos con el costal.

Muchas situaciones se dieron en este año y medio, en estas dos Semana Santa sin pasos en las calles. Se pasó de lo que ‘marean’ los cofrades en los templos cuando llega la Cuaresma y Semana Santa a echarlos de menos. Se escuchó a algún obispo alentar a los cofrades a salir a la calle en plena pandemia, a hacer lo mismo que otros colectivos de la sociedad cuando se manifestaban.

Por un momento parecía que se olvidaba que esto es fe, devoción y también arte, para salir de cualquier forma. Sin embargo, es sumamente interesante que a quienes les ‘molestaban’ las cofradías pues las alentaran a salir a la calle. Se ve que se necesita de las hermandades, que es lo único que hoy por hoy lleva la Iglesia a la calle, con sus defectos y sus virtudes. Es la importancia del culto público, tan denostado por algunos ‘intelectuales’.

Últimamente hasta los políticos están alentado la vuelta de las cofradías, pidiendo medidas de colaboración municipal, convertir Huelva en capital de turismo religioso; por su puesto que el Ayuntamiento está de acuerdo con todo, bastaría más. Ocurre que a los políticos les agrada darse su paseo de ‘gloria’ delante de los pasos.

Parece que esto de los ‘locos cofrades’ gusta a un número mayor de lo que se piensa.

Si se necesita poner en marcha la maquinaria cofrade no es solo para ver un paso en la calle, que sí, que también. Sino porque hay hermandades que saben que en estos dos años hubo muchos cambios que les afectan seriamente. Incluido el generacional para los cuerpos de nazarenos; cosas tan simple como que a los niños -que son muchos- les quede la túnica corta y hay que volver a una inversión económica generosa de varios cientos de euros. Un hermano mayor así lo relataba y no le falta razón. Lo mismo que aquellos que llegan un año y si le gusta pues continúan, pero después de un parón de dos Semana Santa todo se hace más cuesta arriba.

Incluso para la legión de jóvenes costaleros también hay capataces que saben de que esto ha cambiado, que los ritmos generacionales les puede afectar.

Sin embargo, hay quienes piensan en procesiones magnas y agitan los facebook. Bueno, bueno... un poco más tranquilos. No se desvirtúe el concepto de lo que es una salida procesional, no se convierta todo en un mero espectáculo.

Poco se habría avanzado, de nada serviría entonces lo aprendido en este tiempo de resignación metidos en nuestras casas.

Por eso, lo que hay que hacer ahora es sosegar las euforias, no se pretenda estar sacando un paso a cada fin de semana por el único hecho de estar en las calles.

Lo visto hasta ahora se ha mantenido dentro de unos parámetros asumibles, pero plantea lo mucho que hay que pensar de cara a las salidas procesionales de Semana Santa.

En el decreto vigente de la Junta de Andalucía se destaca que las procesiones deberán seguir por amplias avenidas, o al menos no recomienda las calles estrechas.

Recuerden los aforamientos, porque en los últimos años era imposible pasar por algunos puntos de la ciudad, sin hablar de otros de concentraciones multitudinarias.

Seguro que hay quienes empujan para que no se pierda una esquina ni una revirá de las ‘clásicas’. Lo que ocurre es que nadie debe pensar que la pandemia ha pasado de largo. No, lamentablemente no, y eso debe hacer recapacitar. Ocurre que hay ciudades y pueblos que sin procesionar por los cascos antiguos se les haría muy difícil la salida, por lo que puede que el decreto se flexibilice o se adapte a cada localidad.

La verdad es que en esto hay que pensar no solo en la estética cofrade, sino en la responsabilidad de evitar cualquier atisbo de posibilidad de contagios. Alejarse de aglomeraciones en calles, junto a los pasos... Por responsabilidad la próxima Semana Santa si se pueden sacar los pasos a la calle deberá ser muy distinta, obligadamente, a lo vivido anterior a 2018.

No remar hacia una nueva ola de la Covid.

Si hay que hacer algún esfuerzo, las cofradías lo deberán de asumir; cambios de itinerarios, de sentido de entrada en la carrera oficial o incluso horarias. De cerrar la carrera oficial, que tantas veces se ha propuesto, de un distanciamiento entre palcos que obligue a su modificación y ubicación. En definitiva de montarla, que desde 2019 se le ha dado vueltas y vueltas para no devolver el dinero de los abonos de palcos y compensar con una nueva salida procesional.

Este, a pesar de todo, es un buen momento. Las cofradías no se sienten solas, sino arropadas por las instituciones, la propia ciudad que quiere verlas en las calles. Se les ha echado de menos y eso quiere decir que tienen su valor reconocido tanto por las autoridades eclesiásticas como civiles. La responsabilidad manda, si hay que hacer otro esfuerzo, pues se tendrá que afrontar en beneficio de todos para que la pandemia desaparezca de verdad.

¡Vámonos de frente!

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