Semana Santa

Sello agustino en Plaza de las Monjas

  • El Cristo de la Buena Muerte luce sobre su magnífico paso de caoba dominicana con remates en plata, arropado por sus fieles

LA calle Tres de Agosto se convirtió en un hervidero de gente en la tarde de ayer. A las 19:00 los acólitos ya se enfilaban en el interior del Convento de las Agustinas y los costaleros de ambos pasos (29 del misterio y 35 del palio) se organizaban. El trasiego en la Plaza de las Monjas esperaba entonces la ajustada salida del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, uno de los protagonistas del Jueves Santo en la capital onubense y titular de la primera hermandad en realizar su estación de penitencia en un día de calor y mantilla.

A las 19:10 el cortejo de nazarenos partió desde el colegio de las Agustinas en la calle Palos hacia la palmera para enfilar Tres de Agosto. Después de que la Policía Local abriera paso, la cruz de guía llegó a la puerta del convento y en ese momento el diputado mayor de gobierno, Carlos del Barrio, tocó la puerta.

Una vez que pasó el último nazareno del cortejo que precede al paso de misterio, se incorporó la presidencia y el consejo litúrgico.

"Se ha parado el tiempo. Se acabó la espera. Hoy nuestra hermandad deja de serlo para hacerse cofradía y con ello cumplir los sueños y los anhelos de un año entero. Sentíos privilegiados de ser costaleros del Señor. Esta levantá va por ustedes y por los que van de negro al lado mía", indicó a su cuadrilla el capataz general, Miguel Ángel Mora. Y así se alzó por primera vez el paso con la talla de Joaquín Gómez del Castillo, restaurada hace dos años por Enrique Gutiérrez.

Acompañado por los sones de la Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo de la Expiración, a la que se dedicó la siguiente levantá, el Crucificado cruzó el dintel ante la atenta mirada de cientos de personas que no quisieron perderse su salida en pleno corazón de la ciudad. Para ello, los dos costeros por parejas se echaron a tierra para andar de rodillas.

Ya en la calle, se aprovechó la primera parada para alzar muy lentamente al Cristo de la Buena Muerte, que efectúa su salida bajado para poder cruzar la puerta del convento. En total, son 150 kilos entre el Señor y la Cruz.

Muerto en el Calvario, el Señor lució, guiado por los capataces Jonathan Pérez Moreno y Carlos Arena Montado, en su bello paso de madera de caoba procedente de la República Dominicana (regalada y traída por el general Trujillo) por las calles más céntricas, como Vázquez López, Pérez Carasa, La Paz, Rábida, Hernan Cortés o Bocas, por donde transitó el cortejo de 400 nazarenos ataviados con su túnica negra con botonadura azul y con correa agustina.

Poco después de las 20:00 horas, salió a la calle la Virgen de Consolación, con delicadeza y al son de la música de la Marcha Real de la Banda Municipal de Villalba del Alcor. Las novedades de esta hermandad, cuyo hermano mayor es Juan Antonio Prieto Herves desde 2011, se centraron en su paso.

Así, fue el estreno de la primera fase del proyecto de reforma y finalización del paso, que consiste en el rebaje de la altura de los candelabros, así como la introducción de ocho pequeñas jarras de azucenas en orfebrería.

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