Con la salida procesional de la Hermandad de la Soledad se hizo el silencio en la calle. Con gran recogimiento realizó la cofradía su recorrido por el centro de Huelva.
La cruz de guía fue abriendo camino al paso de Nuestra Señora en su Soledad ante un nutrido grupo de personas que esperaban a las puertas de la Parroquia de la Purísima Concepción.
Procesión de la Hermandad de la Soledad de Huelva /
La cofradía, que cerró la Carrera Oficial en el Viernes Santo, inició su caminar a las ocho y media de la tarde, tras agotar la hora de moratoria solicitada al Consejo de Hermandades debido a las inclemencias del tiempo.
La imagen de la titular lució la nueva corona de plata, obra del orfebre José López, que fue donada por dos devotos, Tomás Redondo y Manuel Alanís, con motivo del 75 aniversario de la aprobación de las primeras reglas y constitución de la cofradía tras su escisión de la Hermandad del Nazareno.
La Virgen de la Soledad, cuyo rostro muestra el dolor de una madre, llevaba en una mano un rosario y en la otra, la corona de espinas de Jesús y los clavos con los que estuvo clavado en la Cruz.
En el paso, exornado con flores de color malva y morado, el sudario de la Cruz se fue moviendo suavemente con el mimo con el que lo llevaron los costaleros bajo las trabajaderas en su caminar por las calles de la ciudad.
A las doce y veinte de la noche la Hermandad del Silencio salió de la Carrera Oficial y se dispuso a regresar a su templo. Al llegar a la confluencia de la calle Concepción con Méndez Núñez, el paso dio una revirá para dirigirse a las puertas laterales de la iglesia.
La comitiva recorrió los últimos metros y una vez ante las puertas el paso fue metiéndose lentamente. A la una y diez de la madrugada, ya la imagen de la titular dentro, las puertas de la parroquia se cerraron.
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