nazareno

Eterno y esperado Viernes del Señor

  • Una llovizna a la hora del alba es el único contratiempo en el recorrido de la hermandad

Nuestro Padre Jesús Nazareno, en el momento de su entrada en el templo, entre un mar de personas.

Nuestro Padre Jesús Nazareno, en el momento de su entrada en el templo, entre un mar de personas. / reportaje gráfico: alberto domínguez

Es uno de los días más esperados por los onubenses. Cuando la Huelva nueva y antigua se abrazan. Cuando el Señor de Huelva se encuentra en la calle con los onubenses, con sus devotos. Cuando afloran los sentimientos más íntimos del pueblo. Es el Viernes del Señor.

Una Madrugá fría se presentó en la salida procesional de Nuestro Padre Jesús Nazareno. A pesar de ello, fueron muchos los onubenses que esperaban en la calle Méndez Núñez y aledaños a que se abrieran las puertas de la parroquia de la Purísima Concepción.

En las horas previas, la junta de gobierno de esta corporación acordó reunirse a las 03:00 para examinar con detalle el pronóstico del tiempo, que anunciaba algunos leves chubascos, como finalmente sucedió. A pesar de ello, cuando el reloj de su sede canónica marcaba las 04:00, fiel a su historia, comenzó a salir el cortejo de nazarenos morados. Primero, la Santa Cruz de Jerusalén, cotitular de la cofradía. Posteriormente, la venerada imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Y, tras él, la Virgen de la Amargura, acompañada por San Juan Evangelista, el discípulo amado.

La dispensa del Obispado de Huelva, por segundo año, permitió que la Hermandad del Nazareno no discurriera por la Carrera Oficial, repitiendo el itinerario del pasado año. Se vivieron algunos momentos intensos a su paso por la calle Puerto, en el lugar donde se encontraba el convento de los Mínimos, donde se fundó en el siglo XVI. Pero también en su transitar por el convento de las Hermanas de la Cruz y la iglesia de Santa María de la Esperanza.

Las saetas, ese sentimiento cantado del pueblo, aparecieron durante todo el recorrido procesional, donde centenares de personas fueron al encuentro de los sagrados titulares. Así, Huelva volvió a reencontrarse en el presente con su pasado, mirando al futuro en los ojos de su Señor y de su madre.

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