Acariciando a parasceve

Domingo de Pasión, Domingo de Pregón

  • "Unos pregones nos habrán gustado más, otros menos, pero todos han tenido su corazón"

Una imagen del pregón de la Semana Santa de Huelva de 2017.

Una imagen del pregón de la Semana Santa de Huelva de 2017. / Josué Correa

Quinto domingo de Cuaresma, Domingo de Pasión. Antesala de la semana más anhelada, por muchos, del año. Siempre lo he sentido como un día extraordinario, como creo, que otros muchos. La magia de un Domingo de Pasión siempre ha envuelto, su luz se ha tornado más clara, sus aromas nos han embriagado, sus tules nos han turbado, sus sonidos nos han acariciado y sus palabras nos han embelesado. Día de visitas obligadas a nuestros templos, día de reencuentros por las calles y día de palabras de pregoneros, que han ido quedando en la memoria escrita del tiempo. En mi retentiva existen Domingos de Pasión, dedicados en exclusiva a esas visitas a santuarios, pero han sido los más escasos, porque el Domingo de Pasión siempre ha sido el “domingo del Pregón”; desde una tierna edad, mis padres nos llevaban a mi hermano y a mí para aprender a disfrutar de lo que era ese cántico a la Semana Santa. A lo que añadí, ya por la tarde, la visita obligada a San Pedro, para disfrutar de esa subida de Nuestro Padre Jesús de la Pasión.

Y sí, aprendí a admirar los pregones, a admirar a los pregoneros, a los exaltadores. Es cierto que siempre he sido una mujer de literatura, de teatro, de todas las artes en general…es maravilloso el crecimiento del espíritu apreciando la belleza, y los cánticos sin música de esas gargantas que pregonan, siempre han transmitido esa grandeza. Desde hace unos años, hay tendencias que manifiestan el sinsentido de los pregones, sobre todo basándose en el hecho de que año tras año, siempre se pregona al mismo contenido, viendo los pregones, incluso, como algo en desuso. Y la verdad es que no concibo ese planteamiento, porque ¿habrá algo más delicado para los oídos que, el que lleguen a los mismos, palabras cultivadas, acicaladas, sobre el tema o la materia que te gusta?

Unos pregones nos habrán gustado más, otros menos, pero todos han tenido su espíritu, su corazón, sus gestos, sus momentos. Mientras escribo estas líneas, vuelven a mi mente esos pregones, esos pregoneros, ya pasados en la historia; vuelven sus caras, sus maneras, sus palabras; vuelven los momentos de abrazos y felicitaciones, posteriores a sus disertaciones; vuelven esas marchas solemnes que han acompañado en el acto, ya cumplido, de pregonar; y tengo que volver a proclamar la grandiosidad de ese pregón de Semana Santa en el Domingo de Pasión.

Hoy, disfrutaremos, en esta jornada de pregón de nuestra Semana Mayor, de la dicción de Eduardo J. Sugrañes Gómez. Y, estoy segura de que Eduardo nos mostrará su alma. Eduardo lleva largo tiempo escribiendo sobre la historia de nuestras hermandades, contándonos de sus gentes, pero hoy sus palabras serán más dulces y armónicas, no podría ser de otra manera. Tras un año de carencia, sus vocablos, metódicamente ordenados, resonarán en nuestros oídos, y su actitud y semblante nos desvelarán su amor a esta tierra. Y, aunque este año, no haya hermandades procesionando, a buen seguro, que Eduardo las paseará por nuestras calles y sentiremos con él, el pellizco de una calle estrecha, el ondear de unas bambalinas, el quejío de una saeta, el tintineo de unos varales, el aroma de nuestro incienso, los izquierdos y costeros al contrapunto de los racheos…pero sobre todo, sentiremos nuestra Semana Santa.

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