Desde mi esquina

Décima ola

  • "Los cofrades, viviremos con normalidad la anormalidad de una Semana Santa sin pasos en las calles y se nos exigirá, al igual que nosotros debemos exigirnos, una prudencia y un cuidado extremo"

Triduo de la Hermandad de Estudiantes

Triduo de la Hermandad de Estudiantes / Alberto Domínguez

Este año, al igual que el pasado, está marcado por la dichosa Covid-19, que nos tiene a to quisqui tela de quemado. Vemos que pasan los meses y todos ansiamos vivir ese momento, en el que el Director General de la OMS Tedros Adhanom, pregone a los cuatro vientos que la pandemia ha quedado atrás. Probablemente estamos más cerca de ese anuncio de lo que creemos, pero mientras tanto, toca ser cuidadosos y prudentes. Cierto es que estamos un poco desorientados con tantas olas y todos nos agarramos a los movimientos de resaca de las mismas para vivir un poco más aliviados de las restricciones que toquen en cada momento.

Ahora en plena cuaresma y con la Semana Santa a pocos días, se anuncia una relajación en las medidas, con lo que podemos tener más libertad de movimientos. A pesar de mi optimismo crónico e incurable, la frialdad de los datos que día a día nos ofrecen, me hacen dudar un poco. Las hermandades se afanan en preparar usa Semana Santa atípica. Los cofrades, viviremos con normalidad la anormalidad de una Semana Santa sin pasos en las calles y se nos exigirá, al igual que nosotros debemos exigirnos, una prudencia y un cuidado extremo para respetar todas las medidas de seguridad que estén en vigor.

La ansiada vacuna es ya una realidad, que hace que todos seamos más optimistas, pero sigo creyendo que, aunque haya momentos de alivio en los datos de incidencia, este año debemos ser más cautos que nunca, para así, poder afrontar un 2.022 con la ansiada normalidad. Soy de esa corriente de cofrades que piensan que el primer paso que veremos por las calles de Huelva será el de San Sebastián. Hasta entonces, las calles hay que evitarlas, en cuanto a actos cofrades a celebrar en ellas. El hecho de que todo vaya en la dirección correcta, de que estemos mucho mejor en cuanto incidencia, debe hacernos más precavidos.

Tras la Navidad, hemos vivido un mes de febrero, que nos hacía ver grandes nubarrones en el horizonte y se hablaba de una nueva ola. Vaya choteo eso de las olas, no ha terminado una cuando ya nos advierten la posibilidad de otra. En fin, así son las cosas. Los cofrades, probablemente seamos el colectivo más obediente de cuantos son. Acatamos las normativas con naturalidad y con ánimo siempre positivo. Por ese motivo, a pesar de las ganas que tenemos de que todo vuelva a la normalidad, y ahora, que nos disponemos a vivir nuestra Semana Santa, tenemos que ser prudentes. No podemos desandar lo andado porque las consecuencias serían peor.

Los cofrades a lo largo de los siglos hemos sido y seguimos siendo especialistas en tener paciencia, en no hacer nada a la ligera. Hemos hacer gala de nuestro estoicismo y evitar los actos en las calles y dejar las aglomeraciones para mejor momento. Ahora toca seguir siendo obedientes y disfrutar de la próxima Semana Santa con tranquilidad, responsabilidad y espíritu cristiano, Ya se va viendo luz al final del túnel. Disfrutemos de la Semana Santa y soñemos con la del año próximo. Que no tengamos que sortear las batidas de ninguna ola en forma de tsunami y lleguemos al próximo año sin lamentar las consecuencias de la décima ola. Cuidaros.

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